El bulevar cubano: entre la disputa y la autosugestión

Yenisel Rodríguez Pérez

En el bulevar de Bayamo.
En el bulevar de Bayamo.

HAVANA TIMES – La administración eficiente de los bulevares cubanos constituye hoy un aspecto fundamental en la evaluación de los gobiernos provinciales, otro más en la larga lista de fetiches burocráticos que aspiran a mostrar una sociedad civil próspera.

Aunque la historia de esos paseos urbanos siempre ha ido de la mano de la politiquería estatal, el grado de exaltación que actualmente reina en el imaginario burocrático con estos sitios, se remite a un suceso ocurrido en el oriente de nuestro país entre el año 2005 y el 2007.

Por aquellos años, la ciudad de Bayamo sorprendió a todos con un esplendoroso bulevar con una oferta accesible, calidad aceptable, y media docena de instituciones culturales y comerciales: un museo, un acuario, una casa del chocolate, una heladería, la Casa de Cultura y una galería de arte.

De inmediato se disparó la envidia política entre los restantes gobiernos provinciales, y un entusiasmo sin precedentes los puso a emular en el hit parade nacional de los bulevares.

El primer secretario del PCC en Bayamo comenzó a ganar una reputación casi mítica entre los burócratas y sus allegados. Con el tiempo el asunto adquiriría una importancia inesperada, hasta el punto que en la actualidad cada provincia destina un presupuesto específico para esa tarea.

Pero más allá de la demagogia y la politiquería, lo que en verdad oculta este performance es la desigualdad que existe en las poblaciones provinciales. Es esa otra imagen del bulevar cubano menos explícita y promocionada.

Los bulevares que compiten en la liga de los burócratas y reciben un apoyo financiero relativamente importante, se encuentran ubicados en las capitales de sus provincias. Mucha población queda fuera del circuito de estos, sobre todo, en las regiones montañosas.

Esta situación explica en parte la lógica que sustenta el éxito de los bulevares: una demanda controlada por la marginación, la exclusión y la pobreza; y una oferta centralizada e inaccesible territorialmente para muchos.

Embriagarse con la falacia de estos sitios, principalmente, desde la perspectiva del turista nacional, nos pone a bailar en el bando de nuestros corruptos gobernantes.

Es una ilusión de las que debemos protegernos, máxime, los que residimos en La Habana. En la capital del país, con una densidad poblacional del 2932.3 hab/km² que representa cerca del 20 por ciento de la población nacional, las lógicas gubernamentales toman otros matices.

Aquí la movilidad poblacional genera otros tipos de exclusiones menos asociadas a lo territorial, y las estrategias demagógicas del Gobierno provincial recorren otros causes por su carácter central y la hegemonía que ejerce a nivel nacional.

Heladería en el bulevar San Rafael.
Heladería en el bulevar San Rafael.

El bulevar más importante de La Habana, conocido como “el bulevar de San Rafael”, no se diferencia mucho de su entorno comercial y urbanístico, a no ser por su función peatonal, no pretende definirse con un discurso comercial o cultural propio.

Muchas personas desconocen que esa calle sin tránsito vehicular por donde circulan cotidianamente es un bulevar, y los hay que ni siquiera saben qué significa esa palabra.

Es en las otras provincias donde muchos habaneros, afectados por la ligereza del bulevar de San Rafael, terminan conmocionados con los lucidos bulevares. El factor sorpresa hace lo suyo y rápidamente muchos de esos turistas se suman a la fantasía y el ensueño de la prosperidad local.

Hablan de altas prestaciones sociales y urbanísticas en las provincias no habaneras, dejándose engañar con los maquillajes y coloretes de la metrópoli local, y olvidando la precariedad que habita en el resto de los municipios tras esa fachada.

Atrapados en lo efectista y sensacionalista, los engatusados dejan a un lado la sagacidad crítica del ciudadano común y comienzan a escudriñar con la mirada del buen optimista. Descartan miserias conocidas y solo fijan aquellas realidades que puedan validar su experiencia turística.

Así, los capitalinos se entregan al vicio milenario de los cuentacuentos, y construyen de la nada otro éxito postrero de nuestra burocracia.

 

Yenisel Rodriguez

Yenisel Rodriguez Perez: He vivido siempre en Cuba, con la excepción de varios meses del 2013 cuando estuve con mi padre en Miami. A pesar de las noventa millas que separan a una ciudad de otra, en ambos sitios encuentro motivos profundos para asumir una militancia política y popular. Mi encuentro con la Antropología Sociocultural hace 8 años atrás, me ha alistado en el compromiso de amor a la diversidad cultural.

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4 thoughts on “El bulevar cubano: entre la disputa y la autosugestión

  • En esta ocasion considero que al Cesar lo que del Cesar: en primer lugar, en Manzanillo, segunda ciudad en importancia en Granma, tambien existe un Boulevard, y bien que puede competir con el de Bayamo. Lo otro, el boulevard es lugar para pasear, para esparcirse.
    Hay temas mucho mas perentorios, como la enfermedad social que constituye el alcoholismo en nuestra Cuba, por ejemplo, que analizar antes que ponerse a rajar de los boulevares, que por demas en casi todas las ciudades que se respetan en el mundo existen, vivo en Kazan, Rusia, y aca existe su boulevard, en una calle que en sus años fue tambien abierta al transito de vehiculos, y hoy constituye un hermoso Boulevard, en el centro de la ciudad.

  • Por demas, hay muchas imprecisiones en el “articulo”, cual fue el Secretario del Partido que se endiosó en Bayamo??, si se refiere el articulista a Lazaro Exposito, este era el Primer Secretario en GRANMA, que es el nombre de la provincia.

  • Aún cuando hay muchísimas diferencias entre el campo y la ciudad esta no creo que sea la más relevante.

    La fecha no me cuadra, yo me fui de Cuba mucho antes y mucho antes de irme ya existían esos bulevares bonitos.
    Es cierto que el de Bayamo fue el primero en coger fama nacional, PERO esa provincia en general tenía mejor oferta que el resto. Las Tunas y Cienfuegos también tenían buena oferta gastronómica.Lo sé porque mi trabajo implicaba ir a las provincias y allí había de todo. Por ejemplo, en Bayamo vi por primera vez un cajero automático lo cual me pareció súper moderno cuando a la mayoría de los cubanos nos daban el sobrecito con el efectivo.
    En Las Tunas se vendía la carne de res por jarros, creo que a 15 pesos cubanos, sin embargo en la misma época en Santiago te morías de hambre en la calle y ni un vaso de agua conseguías.
    La otra cosa es que las provincias se mantienen limpiando las calles, casi no se veía basura y eso mejora mucho la primera impresión.

  • Quizás me ayudas con las fechas, creo que cuando yo conocí ese bulevar de de Bayamo era la época de Elian hasta en la sopa (2000). y la gente de Bayamo iban al bulevar a pasar el rato. Pudo ser que lo arreglaran antes, o lo volvieran a mejorar después, pero yo lo conocí en esa época.

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