Desmemoria de un antropólogo cubano

Yenisel Rodríguez Pérez

Miguel Barnet. Foto; ahs.cu

Miguel Barnet, un prominente antropólogo cubano, pierde por momentos la memoria. Son instantes en los cuales olvida cosas muy importantes. Por ejemplo, olvida la confianza y la afinidad que profesa en sus obras hacia los pobres y los excluidos.

Olvida las razones que lo llevaron a “escribir” uno de los libros fundacionales de la Antropología cubana contemporánea: Memorias de un cimarrón.

Muchos de los trabajos que ha realizado Barnet incluyen, de una forma u otra, el tema de las desigualdades y la pobreza en Cuba. Desde el mismo inicio de la Revolución, Miguel Barnet formó parte de un colectivo de jóvenes intelectuales que se lanzaron a las calles para rescatar y visibilizar la vida de la gente común.

Había que dignificar a los pobres y al pueblo todo, pues estos serían los protagonistas de la naciente obra transformadora. Se escribió sobre bateyes azucareros, sobre la cultura de los oficios, la riqueza vivencial de los pobres y muchos temas afines.

Hay momentos en los que Miguel Barnet olvida la trascendencia ética de su obra, y a consecuencia de este olvido termina “desencontrándose” con aquellos a los que solía defender. Los inocentes de antes se le antojan culpables hoy.

Lo comentado es más que un criterio personal. El propio Barnet lo ha reconocido en público, aunque él no habla de olvidos o pérdida de la memoria, sino de dudas, de dudas abismales que impacientan a su alma.

Pero como cosas de esta naturaleza no se van gritando a cuatro voces por ahí, su divulgación exige algunos cuidados; por ejemplo, exige contextos que gocen de cierta intimidad. Un contexto que cumple con este requisito es el seminario que organiza la revista Catauro cada cierto tiempo. Catauro es una revista especializada en temas antropológicos dirigida por el propio Miguel Barnet.

Fue en uno de esos seminarios donde tuve la desagradable oportunidad de escuchar a Barnet manifestar ese sentimiento de duda que le hace cuestionar la dignidad y la legitimidad de la pobreza.

En este seminario Barnet lanzó una inesperada pregunta al público asistente. Rogaba a sus colegas de las Ciencia Sociales que le ayudarán a dilucidar las causas que provocan situaciones de pobreza extrema en la Cuba actual.

Quizás para Barnet habría llegado el momento real de hablar de esa pobreza que padecen los incapaces y los perezoso, una pobreza que los gobiernos corruptos prerrevolucionarios creyeron erróneamente haber descubierto en la sociedad cubana anterior a 1959, y que solamente ahora, en pleno siglo XXI, puede ser un diagnóstico certero.

Recuerdo, aunque no con precisión, algunos de sus comentarios en este seminario:

-¿Pero por qué han hecho estas personas durante tanto tiempo de revolución?

-¿Será falta de capacidad para aprovechar las oportunidades que ha dado el Estado cubano?

-No, no puedo entender que sea producida por ineficiencias del sistema…, hay gente perezosa, gente incapaz.

-¡No, no; no quiero ser fascista! Por eso necesito que alguien me saque de la duda: ¿Por qué este tipo de pobreza en Cuba, esa gente viviendo en casas de cartón, en piscinas, en los portales?

Barnet olvidaba muchas cosas, por eso las dudas le brotaban a caudales. Olvidaba, por ejemplo, cómo se manejó el desmantelamiento de “Las Yaguas”, el barrio marginal más grande de Cuba en aquellos años iniciales de la Revolución.

Se dijo que barrios marginales como “Las Yaguas” eran resultado de un mal funcionamiento del sistema político-económico prerrevolucionario. Se denunciaron los intentos de desalojo por parte del gobierno de aquella época, se dignificó la lucha llevada a cabo por los residentes contra estos intentos de desalojo.

También se denunció la ausencia de políticas que atendieran las demandas de los pobladores de Las Yaguas,… y que los estudiantes universitarios pertenecientes a la FEU organizaron obras de caridad para ayudar a estas personas a subsistir en la precariedad. Dos ideas parecían resumirlo todo: corrupción política y odio al pueblo.

Fue un discurso que pasó a formar parte de la ideología de la Revolución. Implicó reconocer la pobreza como una situación moral para el pobre y como una consecuencia directa de las contradicciones del capitalismo subdesarrollado. Sería un fenómeno que desaparecería con el desarrollo de la Revolución Socialista.

Se trabajó en dos frentes: eliminación de la pobreza y dignificación de los pobres. Barnet se dio a trabajar en la segunda tarea.

Hasta que un día las cosas comenzaron a cambiar. Cambiaron tanto que ahora es el propio Barnet el que incita un estado de opinión que promueve indirectamente el desalojo de los actuales barrios marginales del país.

Y así nuevamente se repite la historia. Después de 50 años de supuesta revolución, el infierno es nuevamente poblado con el pobre y el marginado.

Mientras tanto Miguel Barnet disfruta de su canonización en vida, llevándose a los bolsillos toda la gloria que pueda acumular mientras permanezca vivo, al precio de distanciarse del pueblo y de su mundo de vida.

Para culpar al pueblo no hace falta ser fascista, es suficiente con pertenecer a ese grupo de intelectuales cubanos preclaros a los que el totalitarismo cuenta como simpatizantes suyos, compañeros de viaje y miembros inscritos del Partido, como dijera una estudiosa del totalitarismo.

Si se nos permitiera ser condescendiente con Barnet podríamos decir que su actitud es consecuencia de una “extravagancia artística o de una ingenuidad profesional”.

Si fueran tiempos de pedir cuentas a rajatabla, diríamos que su complicidad es traición al pueblo cubano, en momentos donde el gobierno, a cambio de lealtad a su totalitarismo, asciende a los fanáticos deseoso de reconocimiento social.

Yenisel Rodriguez

Yenisel Rodriguez Perez: He vivido siempre en Cuba, con la excepción de varios meses del 2013 cuando estuve con mi padre en Miami. A pesar de las noventa millas que separan a una ciudad de otra, en ambos sitios encuentro motivos profundos para asumir una militancia política y popular. Mi encuentro con la Antropología Sociocultural hace 8 años atrás, me ha alistado en el compromiso de amor a la diversidad cultural.

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3 thoughts on “Desmemoria de un antropólogo cubano

  • ¿Ya averiguó quién es el Miguel Barniz que menciona Reynaldo Arenas en su “Antes que Anochezca”? Barniz es una sustancia tenue que cubre (y distorciona) lo que hay dentro. Si averigua, me cuenta.

  • “Si se nos permitiera ser condescendiente con Barnet podríamos decir que su actitud es consecuencia de una “extravagancia artística o de una ingenuidad profesional”.”

    DISCÚPAME, MI PANA PERO A ESO SE LE DENOMINA DEMENCIA SENIL, O BIEN ES EL ARTILUGIO DEL QUE EL DOCTORAZO SE VALE PARA REAFIRMAR -ABSURDAMENTE- SU FILIACIÓN… ¿PARTIDISTA?

  • Si lo que acabo de leer es así, el señorito barnet es de lo peor que pueda existir en la intelectualidad cubana donde hay muchísima gente sensibilísima y viviendo aquí en la isla.

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