¿Es malo andar descalzo en el río?

Yenisel Rodríguez

Descansando por el Río Bayamo. Foto: Ihosvanny

En un camping los alumnos te piden permiso para chapoletear en el riíto más cercano. Tú los dejas. Cuando vienes a ver están todos metidos hasta las rodillas en el agua, riendo y gozando la papeleta.

Te fijas en sus pies y descubres que están descalzos. Nada malo sucede. Todo está controlado sin necesidad de autoritarismos y paternalismos: ¡Viva la democracia!

De repente, mientras conversas distraído con otros adultos, sobreviene el desastre:

“¡Maestra, Yuri se cortó el pie, está echando mucha sangre y parece que es de punto!”

En la ambulancia las enfermeras consideraron que era una irresponsabilidad dejar que los niños jugaran descalzos en ese río contaminado. Aludían a la maestra, aunque era yo el adulto que acompañaba a la niña. No me defendí. Quizás el llanto de Yurí, que me pedía a gritos que no le cosieran el pie, me robaba toda la energía.

“¡Señor, señor no quiero que me duela!”

Así suplicaba la alumna de mi madre mientras el doctor preparaba la anestesia para coserle el pie ante un auditorio de más de media docena de enfermeras, ambulancieros y camilleros. Fueron dos puntos mariposa.

De regreso al lugar donde el resto de los compañeros de Yuri continuaban con su acampada, mi madre me recibía orgullosa.

“Oye, te graduaste de padre.”

“De hombre”- agregué. “Nunca había visto tanta sangre sin que me provocara fatiga.”

Todo volvió a la normalidad. Yurí, quizás por el efecto de la anestesie, jugó como si nada hubiera pasado. Al final habíamos pasado un excelente día, solo faltaba por ver como reaccionaría la mamá de Yuri.

“¡Ay, que pena me da…” así comenzó el discurso de mi madre frente a la mamá de Yurí. Todos, expectantes, esperábamos descubrir en su mirada lo que sobrevendría.

“Hay mija no te preocupes, para eso la tuve tan joven…”

Bueno, que no paso nada de nada. Pero aún así, y de regreso a casa, mi madre me comenta:

“Yeni, que difícil se hace a veces distinguir lo correcto de lo incorrecto.”

“Muy difícil”, contesté yo.

Yenisel Rodriguez

Yenisel Rodriguez Perez: He vivido siempre en Cuba, con la excepción de varios meses del 2013 cuando estuve con mi padre en Miami. A pesar de las noventa millas que separan a una ciudad de otra, en ambos sitios encuentro motivos profundos para asumir una militancia política y popular. Mi encuentro con la Antropología Sociocultural hace 8 años atrás, me ha alistado en el compromiso de amor a la diversidad cultural.

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