Ruido, demasiado ruido
Yanelys Nuñez Leyva
HAVANA TIMES, 21 mar — Con 14 años habitando en el municipio capitalino de la Habana Vieja, específicamente en el barrio de Jesús María, he llegado a conocer algunos de los rasgos que la distinguen y las múltiples problematicas que la afectan profundamente.
La que me trae ante ustedes hoy, es la del RUIDO.
Al vivir en un edificio de 49 apartamentos que se delimitan a partir de pasillos muy estrechos, de forma constante tengo que sufrir:
Las rejas de puertas que tempestuosamente se abren a cualquier hora del día.
Las puertas que se tiran al cerrarse con fuerza.
Los niños jugando en los espacios comunes.
Las tediosas conversaciones sobre las novelas televisivas del momento que entablan dos vecinas cerca de la ventana de mi cuarto.
Las variadas músicas puestas al unísono a un elevado volumen.
La alarma de la Compañía Aguas de La Habana – ubicada en los bajos de mi edificio –que se dispara por largo tiempo cada vez que fumigan la entidad para la erradicación del Aedes aegypti.
Las madres que regañan a sus hijos con gritos e improperios.
La vecina que canta en alta voz o que anuncia a todos, la llegada de algún producto a la carnicería local.
Mientras, en la céntrica calle Monte, donde se halla el frente de mi “agradable” vivienda: los claxones de los carros, los pregones de los vendedores ambulantes, las personas que muchas veces atosigan las aceras con escandalos y algarabías, “brindan” su aporte también a mi malestar interior.
Por otra parte, en la zona trasera de mi casa una carpintería improvisada, una Casa de Cultura y un solar que siempre esta de fiesta, terminan por “dinamizar” el único espacio medio íntimo – comparto el dormitorio con mi hermana – que poseo.
Cuando voy de visita a casa de mis abuelos, por alla por Melena del Sur, en un pueblito rural, no puedo dejar de admirar el silencio. La calma que llena cada rincón, cada sitio.
Es increíble como la gente aquí en los espacios mas urbanos, como es La Habana Vieja, se ha acostumbrado tanto, a vociferar en vez de conversar y a imponer en vez de proponer.
Yo no me adapto al ruido y creo que nunca lograré hacerlo.
jjejejejeje No hay nada mejor que el delicioso aroma del ruido en la mañana…..
aunque no lo creas, una vez lejos de todo ese escándalo, hay días en que se extraña
Yanelys, eso que padeces en tu zona es manifestación de vida, mejor interprétalo así y disfrútalo… claro que si tienes la posibilidad de tomar vacaciones cada fin de semana allá en Mayabeque, pues qué mejor!