Los troles que nos atienden

Yanelys Nuñez Leyva
HAVANA TIMES – Un nuevo trol ha sido detectado en las redes sociales. Pero antes de conversar sobre él, recordemos lo que significa un trol según la sabia plataforma off-line cubana, Wikipedia:
“En la jerga de Internet, un trol o troll describe a una persona que publica mensajes provocadores, irrelevantes o fuera de tema en una comunidad en línea, como un foro de discusión, sala de chat o blog, con la principal intención de molestar o provocar una respuesta emocional en los usuarios y lectores, con fines diversos y de diversión o, de otra manera, alterar la conversación normal en un tema de discusión, logrando que estos usuarios se enfaden y se enfrenten entre sí.»
Para contextualizar este personaje en la realidad cubana, vale la pena decir que el trol de la Isla, es un asalariado más del Ministerio del Interior – con los altos precios del Internet en Cuba no creo que nadie en su sano juicio gaste su tiempo y dinero en agredir a otros por diversión – , por lo que sus razones de trabajo tienen un matiz completamente político.
Volviendo al trol que nos compete.
Este señor o señora que se hace llamar en facebook José Fernández y vive en Nashville, durante las últimas semanas estuvo sobre cumpliendo la jornada laboral.
Una de las acciones que desplegó fue la de tratar de desacreditar al artista Amaury Pacheco, mediante mensajes privados a raperos cubanos que se hallan junto al resto de los firmantes del Manifiesto de San Isidro, en campaña por la derogación del Decreto 349 y por la liberación del músico Maykel Castillo, detenido desde el pasado 25 de septiembre por oponerse en un concierto al susodicho decreto.
Lo otro que estuvo maquinando infantilmente fue la de instarme a establecerme en Estados Unidos, alegando que podía ayudarme, que era amigo mío del preuniversitario y demás baboserías, que nadie podría creer en su sano juicio.
Pero no quisiera dedicarle más líneas a ese trolcito. Quisiera denunciar otras maniobras de la Seguridad del Estado, quizás, un poco más peligrosas.
Recientemente, en el barrio de San Isidro, los vecinos que nos defendieron el pasado 11 de agosto de las violentas agresiones de la policía cubana, han recibido de forma masiva, el siguiente mensaje de texto:

“Luis Manuel Otero Alcántara, la deshonra de San Isidro que pone malo el barrio, tiene la zona caliente con la policía, nos va a embarcar”.
Quien conoce esa zona de La Habana Vieja, sabe que es conflictiva. No porque tenga en su historia la marca de uno de los chulos más recordados del país, Yarini; ni porque tenga negocios ilegales, como cualquier otra barriada capitalina, sino porque como espacio marginal tiene sus códigos de sobrevivencia.
Entonces, ¿a qué está impulsando el Gobierno cubano? ¿A más violencia? ¿A que el pueblo de la espalda cuando el Minint intente nuevos arrestos contra alguno de los artistas que frecuenta la casa de Luis, en Damas y San Isidro?
Todo este tiempo de reconocimiento de cómo funciona la Seguridad del Estado, he tratado de no pensar lo peor de ellos. He tratado de mantenerme alejada del odio, porque al final no conduce a ningún sitio. Incluso he creído, como alguna vez me dijo un amigo, que ellos no llegan a ser killers’.
Pero entonces, ¿cómo asumir esta instigación?
son el ejercito de los mala sangre envidiosos del G2, siempre lo han sido, pero cada vez se les nota mejor el plumero por lo desesperados que estan. habia uno famoso no hace mucho tiempo, se hacia llamar francisco dominguez, no era otra cosa que un chivato puro y de bajos principios, un tipo bien miserable. ya no parece estar activo pues le deben haber «asignado» otras «tareas», pero sus sustitutos estan presentes y bien desplegados, la vida se encargara de ponerlos en sus sitios porque la realidad se les viene encima, la libertad es innata al ser humano, viene en sus genes, no podran detenerla por mucho que quieran. ya esta fuera de juego el primer obstaculo, encerrado en una piedra para siempre, pronto el segundo obstaculo se le unira y del legado de ambos solo quedara la noche negra que nos hicieron pasar tras el cuento de que venian a «liberar» al pueblo de cuba. horribles dictadores es lo que fueron ambos.