Leandro Soto en la galería La Acacia o un extintor activado

Yanelys Núñez Leyva

HAVANA TIMES — Con un aliento de atractiva gitanería llega a nosotros el artista cubano Leandro Soto (Cienfuegos, 1956), reconocido performer de la década de los 80 que desapareciera durante la marea de éxodo del periodo especial.

La primera vez que pude ver uno de sus trabajos fue en la 12 Bienal de La Habana, en la que junto al joven creador Santiago Hermes realizó un perfomance en el lobby del Teatro Nacional.

Pero no es hasta más recientemente que puedo dilucidar partes de la esencia de su obra, cuando la galería La Acacia presenta la muestra Y hacia todas partes ir[1].

Soto, en esta oportunidad expone una filosofía, una trayectoria artística marcada por el viaje, la búsqueda espiritual, el desvelamiento del mundo y su sabia.

Son piezas concebidas como grandes pergaminos de papel que, expandidos por todo el perímetro de la galería, se dividen según los espacios geográficos e intelectuales que ha visitado.

De esa manera, Egipto se nos visibiliza desde su simbología, su colorido ocre, sus icónicas pirámides; la India desde su verde naturaleza, sus sensuales esculturas en posturas de flor de loto…, y México desde su imaginería prehispánica, profundamente indigenista.

Una zona que no queda ausente en estos collages de experiencias es la de la fe y/o la religiosidad, ejemplificada desde las producciones Las muletas de Babalú Ayé en los caminos de elegua o Yemayá en el Caribe, pero también en numerosos textos, notas, que se encuentran dispersas e inmersas en la mayoría de las piezas.

Soto describe, conceptualiza el espacio que (lo) descubre; su lectura es espontánea, aunque a veces se apegue a códigos de representación sencillos.

“El arte como experiencia errante” es una de las frases que se define en el collage del artista, y se encuentra muy a tono con el sentido de la muestra, pues, como enuncia otro fragmento extraviado dentro de las obras: “Leandro Soto desde los once años deja su ciudad natal para seguir estudios de arte en la capital, empezando, desde entonces, esa experiencia errante que ha distinguido su propuesta artística y en la que la noción de viajero o cronista funciona como recurso esencial para la meditación, la enseñanza y el recuerdo”.

Y el hecho de que al final de la inauguración haya sido activado ¿accidentalmente? un extintor dentro de la chic galería, le agregó el toque que le faltaba a la muestra: algo de diversión malsana y de descarga condimentada.

La exhibición estará en la galería La Acacia hasta el 30 de noviembre. La dirección es calle San Martín 114, entre Industria y Consulado, municipio Centro Habana.

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