Puertas al mundo

Detalle Puerta principal Catedral de Milan (foto publicada en FB sin créditos)

Por Verónica Vega

HAVANA TIMES – Hace poco me uní a un grupo de FB donde se publican fotos de puertas. Puede parecer estúpido o inútil, pero he podido atisbar todo un universo en ellas.

Puertas enormes, con decoraciones escultóricas de meticuloso prodigio, como la de la Catedral de Milán. Puertas sencillas, sobrias, dotadas de una personalidad indefinible y seductora. Puertas de mansiones pomposas o de casas discretas, o sombrías. Puertas que dan a jardines, capillas de iglesias, otras enrejadas custodiando terrazas que se asoman al mar…

He perdido la cuenta de las que he llegado a desear tener al frente de mi apartamento. Si no fuera tan cara la madera, el cristal, y hasta la historia para imitar.

Si no fuera casi imposible injertar algo del pasado en estos monobloques de cemento donde vivo. Una comunidad pensada como solución emergente al déficit de viviendas en Cuba.

Puerta de entrada en la casa Art Nouveau en Rue du Lac,6 Bruselas
Arquitecto: E. Delune 1902 Foto: Dorka Demeter

Tengo un amigo reciente al que comparto por WhatsApp miríadas de estas puertas, como banderas del mundo. Cada una hace revelaciones sobre las moradas que guardan, de sus habitantes y también de la veleidad humana.

Me dice mi amigo: «¡Qué lindo sería poder viajar y admirar todas estas maravillas! Sería el mayor lujo.

Cuando la reforma, la reinterpretación del cristianismo en la visión protestante, el logro que el hombre debía afanarse en alcanzar no era la austeridad católica, sino cierta holgura para poder dedicar algún tiempo a admirar la creación. Era esa una idea clave».

Pensé en que he leído tantas novelas y biografías sobre aristócratas o burgueses con recursos y tiempo suficientes para dedicarse a viajar, y a cultivar incluso las diversas formas de arte. Al final eran almas atormentadas por las pasiones y las crisis existenciales. La mayoría sucumbía de un modo u otro, sin alcanzar ninguna plenitud.

Puertas de madera de la Iglesia de Santa Catalina de Italia… La Valeta, Malta, foto Dan Brackett

Entonces, quizás la clave está en combinar el viaje con el servicio porque si se tiene mucho y no se comparte, sobrevienen inevitablemente esos vacíos. Lo atestiguo continuamente entre amigos y conocidos. Lo veo en las vidas de las celebridades. Muchas se hunden en la depresión y el consumo de sustancias en una recurrente espiral de autodestrucción.

Si se posee algún poder, uno debería generar proyectos que mejoren el mundo, del tipo que sean. La compasión y el servicio desinteresado constituyen el principio de un comportamiento humano.

Nada forzado, por supuesto, pero en la educación se puede ir fomentando la empatía y la práctica de compartir en lugar de competir. No como una imposición ni dogma y jamás como representación de una ideología política. Sino como lo que es: una fuente de alegría.

El capitalismo ha fallado al fomentar el individualismo en exceso, y el hedonismo. Viajar exteriormente y no internamente es un gran desperdicio. Todo lo que hay afuera lo hay adentro.

Puerta de balcón edificio estilo Art Nouveau en la calle Reina, La Habana, créditos al propietario.

Ciudades de todas las épocas, mundos donde no rige el tiempo y estados indescriptibles accesibles a través de la meditación. Es loable valorar la arquitectura y la cultura, pero no dejar de ser conscientes de su transitoriedad. Incluso los más portentosos y codiciados monumentos están a merced de las catástrofes naturales y de los conflictos humanos.

Si el móvil de esta falsa civilización que padecemos no fuera el egoísmo, quizás podría haber fundaciones que ayuden a viajar a personas sin recursos…

El turismo no debería sostenerse para explotar la curiosidad del viajero frívolo que solo busca consumir diferencias culturales hacerse selfies para alardear en sus redes sociales.

Una vez vi un programa español dedicado a Venecia, y un señor expresaba su repulsión hacia los turistas, a quienes veía como una verdadera plaga. El turismo se llevó la paz de los venecianos y la sacralidad de su ciudad.

Hay una película que narra el recorrido emprendido por un joven de EU, decepcionado de la adhesión familiar a la estructura social convencional. Una vez graduado y con honores, el padre espera que se dedique a ejercer su profesión, pero él escapa en un viaje de auto reconocimiento, con el propósito de llegar a Alaska para vivir de forma salvaje. Es un viaje externo de búsqueda interior, de la identidad y también de respuestas existenciales. Es un filme estremecedor basado en hechos reales. Se titula «Into the Wild».

Las palabras finales escritas en el diario del joven, que muere intoxicado por ingerir unas plantas silvestres, resultan lapidarias: «la felicidad sólo es útil si es compartida». Fue el saldo final de su viaje y la gran lección de la elegida soledad.

Lee más del diario de Veronica Vega aquí.

4 thoughts on “Puertas al mundo

  • Si reencarnamos podremos viajar y recorrer el mundo. Ciudades modernas o antiguas. Puertas, cementerios y hasta ropas en las tendederas!

  • El mundo pudiera dar pronto un cambio espectacular, Nada es normal desde hace milenios, Ví la película que mencionas, El chico fue al suicidio sin que su madre y hermana pudieran hacer nada para persuadirlo. Ahí dejó el casco, Cuerpo y esqueleto y partió con lo único que realmente le pertenecía, Su esencia interior, su espiritu.

  • Puertas para soñarlas, porque dan paso a la hermosura y lo más espiritual del ser humano, lo que es capaz de hacer un artista. Transformar el mundo sería una tarea loable, pero el egoísmo es una cuerda que amarra a muchos. Texto muy acertado y con muchas aristas. Yo también hablé de esa película (en español le pusieron Hacia rutas salvajes), en uno de mis artículos.

  • Totalmente de acuerdo con lo que dice Verónica Vega, y créanme, no hay peor viajero q un argentino( si es, porteño es aún peor)en tierra extranjera ..y lo digo con conocimiento de causa, ya q viajando tuve la oportunidad de ver cómo pateticamente se comportaban, incluso en el avión..Lamentablemente el turismo es un gran comercio, que tiene un enormeeeee costado destructivo…y viajar para dar servicio, es casi una utopía, aunque conozco gente q hacen voluntariados de todo tipo, y entonces ,la historia es otra!!! Las puertas del mundo, muchas veces ni siquiera son vistas, ni siquiera son estímulo para pararse y gozar asombrado de toda esa belleza, porque para eso hay que estar en calma, vibrando serenidad, y goce, y vivimos en una » humanidad» tan ruidosa, tan contaminante, tan apurada para llegar a ninguna parte, tan ansiosa y alienada, que estos tesoros, muchas veces no se » ven» no se sienten…. A donde llevarán esas puertas, quienes habrán entrado x allí, quienes se escaparon x esos enormes portones, El mundo y sus puertas, las puertas de mundo, que guardan tantas historias, secretos y emociones….feliz de leer a Verónica Vega!!!

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