Despertar con Irma

Verónica Vega

Fotograma de un vídeo casero en Cuba post Irma

HAVANA TIMES – Cuando veo imágenes de la Cuba seudorrepublicana, entiendo la tristeza que ha consumido a las generaciones nacidas en los 30, los 40. Familiares y amigos que arrastran la experiencia (callada o extrovertida) de haber presenciado el desmoronamiento de un país en pleno desarrollo.

Aún con las innumerables fallas administrativas y sociales que provocaron el descontento devenido en Revolución, no era necesaria toda la destrucción que hoy presenciamos, la invalidez civil, la dependencia de un Estado que queriendo abarcar todo, se ocupó de lo que más le interesaba dejando el resto a la corrosión del tiempo, de los elementos, al conveniente reciclaje generacional y a la ambigüedad de la historia.

Irma ha removido el maquillaje de las ciudades por donde pasó, dejando al descubierto, como llagas, la condición de barrios de Centro Habana, Caibarién, Camagüey…

Me acuerdo muy bien de la visión que me daban en la escuela sobre la desmedida pobreza que minaba la Isla antes del 59, y aquella sensación de orgullo ante un sueño de justicia consumado: “todo eso era cosa del pasado”.

Los videos (como siempre, clandestinos), que pasan de mano en mano, del saldo de Irma en Cuba y de las protestas de multitudes reclamando electricidad y agua, exponen el detrimento de los inmuebles y el desespero de ese pueblo al que año tras año se le pide paciencia, mientras los que están al mando viven como los capitalistas que critican, los primermundistas que desacreditan, los consumistas que satanizan.

La gente está despertando a pesar del miedo y de la nada subliminal advertencia en la ciudad con la presencia de “Boinas negras”.

En la calle, en los mercados, en las guaguas, he escuchado comentarios que denotan el hartazgo de esa fe ciega en la que generaciones enteras han visto deteriorarse sus casas, sus cuerpos, han sido testigos forzados del desmembramiento familiar por exilio y del precio de haber pactado con el delito por mera supervivencia.

Comprar, no la prosperidad, sino el incierto presente con una lealtad que termina desgastándose, como las paredes, y los inhibe de decir la verdad más evidente: que montones de cubanos no tienen hogares seguros para enfrentar un huracán de categoría 5 o 4 en la escala de Saffir Simpson; que no tienen recursos para afrontar las pérdidas materiales; que muchos permanecieron en casas en peligro de demolición por miedo de que al regresar debieran enfrentar, como ante eventos pasados, haber perdido lo poco que tenían por los saqueos de algunos oportunistas; que sus reclamos a Seguridad Social, Poder Popular y otras instancias, se acumulan en archivos cuyo destino es el polvo.

Que décadas de espera, experiencias como el “Período Especial”, y declaraciones tan desafortunadas del Gobierno como que tras el cataclismo priorizará la reconstrucción de la infraestructura turística, (mientras decide tranquilamente de qué país acepta o no una ayuda que significa tanto para los damnificados), pueden derribar de un tirón los rescoldos de una confianza sustentada solo en promesas y prórrogas.

Que hay un tiempo para todo, como dice el Eclesiastés. Y por más que dure un sueño, un hipnotismo, despertar solo requiere un segundo.

Veronica Vega

Verónica Vega: Creo que la verdad tiene poder y la palabra puede y debe ser extensión de la verdad. Creo que ese es también el papel del Arte, y de los medios de comunicación. Me considero una artista, pero ante nada, una buscadora y defensora de la Verdad como esencia, como lo que sustenta la existencia y la conciencia humana. Creo que Cuba puede y debe cambiar y que sitios como Havana Times contribuyen a ese necesario cambio.

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One thought on “Despertar con Irma

  • Como dice el dicho, “el diablo está en los detalles” y un país no es tan fácil de gobernar y sacar adelante ni sólo se logra con consignas y gritería como piensa la jauría “revolucionaria” una vez adueñados del poder. Si no, que les pregunten a los castristas y a los chavistas.

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