Antes de que vengan los tigres

Verónica Vega

HAVANA TIMES — Me aterran las competencias. De niña sudaba frío en el turno de educación física, sólo porque había que competir.

Si por azar veo uno de esos shows extranjeros donde concursan artistas amateurs que en un día son catapultados a la fama (o a la peor de las depresiones), sudo frío también, como si fuese yo la que caminara por la cuchilla pública, entre los dos abismos.

Me abato junto a los perdedores, y me pregunto qué harán al salir del programa. ¿Alguien vela por su reacción? ¿Hay registros de suicidios después de estos fracasos espectaculares?

De los pocos casos que he visto, (y felices)  el más contundente es el de una cantante escocesa, que se presentó en abril del 2009 en el show televisivo Britain’s Got Talent.

Aunque el jurado se queda boquiabierto al oír su voz, aunque el auditorio la ovaciona exaltado y hasta corea con ella en los estribillos del tema “I Dreamed a Dream” (de la ópera “Les Misérables”), cada vez que veo el video siento que la emoción me ahoga, y lloro.

Porque la primera reacción del jurado es escéptica y cínica. Porque el drama de la concursante se está exhibiendo ahí mismo: una mujer madura con la apariencia de una vulgar doméstica, que a la primera mirada crispa a los jueces y al público, todos listos para verla fracasar.

En unos segundos la situación se invierte, la magia de una voz increíble burla a los jueces, a los espectadores, en unos segundos el mundo debe admitir que se equivocó de víctima, mientras la canción habla de una mujer que una vez soñó un sueño, cuando era joven y sin miedo, cuando aún no habían venido los tigres, con voces suaves como el trueno, a convertir su sueño en vergüenza.

Jueces y espectadores, sentados en sus cómodos asientos y a salvo del escrutinio, no sospechaban que su indolencia los convertía en actores de un drama en vivo.

Justo por los aplausos y el unánime “Sí” que Susan Boyle recibió del jurado, me preguntaba por qué había tenido que esperar 48 años para ser reconocida.

Siguiendo su rastro con las limitaciones de acceso a internet que tiene un cubano, supe que  comenzó a cantar a los doce años. Que a los 23 se presentó en un concurso en un club de Midlands, al parecer sin suerte.

A los 35 audiciona en el show televisivo “My kind of people” donde, lejos de triunfar,  tuvo que soportar las burlas del conductor del programa, el humorista británico Michael Barrymore, quien era secundado por la risa del público.

Por cosas como estas me aterran las competencias, y me pregunto si no existe una manera menos traumática de validar el talento. La misma Susan Boyle en la ronda final de Britain’s Got Talent fue derrotada por un grupo de jóvenes bailarines. La depresión del fracaso la llevó a ser ingresada en un centro psiquiátrico.

Por suerte se recuperó de la crisis y su disco debut  “I Dreamed a Dream” rompió récords de venta en el Reino Unido y EE.UU.

En la TV cubana, cuando yo era adolescente veía programas competitivos que ya no existen, como “Todo el mundo canta” y “Para bailar” que llegó a ser muy popular por el carisma de sus animadores, casi todos hoy día exiliados.

Claro que la concepción de esos espacios era muy diferente, carecían de los recursos, del exceso de efectismo y el morbo que matiza a los shows capitalistas, y quizás por eso, los jóvenes de hoy los encontrarían poco atractivos.

Pero quién sabe si incluso en esos programas hubo dramas que no vimos pasar, justo porque eran menos sensacionalistas.

Me gustaría saber si se han diseñado sistemas más humanos para canalizar el talento. Opciones donde el aspirante pueda después volver a su vida, seguramente ya bastante difícil sin el peso de un demoledor fracaso.

Opciones que no alimenten a esos tigres que vienen de noche, susurrándonos hasta  lograr convencernos de  que nuestros sueños son ridículos.

Veronica Vega

Verónica Vega: Creo que la verdad tiene poder y la palabra puede y debe ser extensión de la verdad. Creo que ese es también el papel del Arte, y de los medios de comunicación. Me considero una artista, pero ante nada, una buscadora y defensora de la Verdad como esencia, como lo que sustenta la existencia y la conciencia humana. Creo que Cuba puede y debe cambiar y que sitios como Havana Times contribuyen a ese necesario cambio.

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4 thoughts on “Antes de que vengan los tigres

  • “Opciones donde el aspirante pueda después volver a su vida, seguramente ya bastante difícil sin el peso de un demoledor fracaso.”

    Sí, existen. Mientras más alto estás, más dolorosa es una caída. La fórmula para que no te duela es no subir tan alto. O si quieres, para ni caerte, mejor quedarte en el piso.

  • Entiendo lo de la angustia por competir, y me gusta que hayas reseñado el extraordinario éxito de Susan Boyle, no me gustan los realitys shows, de ningún tipo, todos tienen una laceración hacia alguno de los participantes. Hay otras vías como las escuelas especializadas para desarrollar los talentos aunque en estas igualmente se compita. Esos programas de competencias de tv, me resultan muy aburridos.
    Un abrazo.

  • Verónica pregunta: Me gustaría saber si se han diseñado sistemas más humanos para canalizar el talento

    Sí existen sistemas más humanos, por ejemplo el programa “The Voice” donde los jurados no pueden ver quien canta y tienen que juzgar a “La Voz” que oyen. No pocas veces se da el caso de quien es seleccionado on es una persona atractiva. También puedes asistir a audiciones privadas.

    Sin embargo, más terrible que el fracaso o el ridículo es vivir en el miedo por la competencia. No todos tenemos madera de campeones mundiales, es verdad; sin embargo la vida es competencia contra todos y contra tí misma. Te guste o no. Si no aceptas el reto viviras una vida mediocre. En cada esfera de la vida hay competencia, el joven que no se atreve a acercarse a una joven por temor a las burlas quizás deje ir el amor de su vida, si un joven no se hubiese atravido a desarrollar una idea loca que para él era brillante por temor al fracaso económico o a ser expulsado de la Universidad hoy no tuviesemos Facebook.

    No es por politizar, pero advierto demasiado en los cubanos de la isla esa jaula construida por y para ellos mismos, ese “no hay más na’ que les hace la vida gris, gris, gris…

  • La competencia es inherente al desarrollo del género humano y más aún de las sociedades. Negarla es tan contraproducente como exacerbarla. Ahora, como seres racionales que somos, el mejor paliativo para el miedo al fracaso es la autoconfianza. No todos podremos ni tenemos que ser Michael Jackson. Pero todos podremos encontrar solaz en las motivaciones. Dame una motivación y moveré el mundo.

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