La profesionalidad en la Cuba de hoy

Veronica Fernandez

Foto: Elio Delgado

En estos días, al salir de mi trabajo, me ha sucedido algo que generalmente no experimento a pesar de las adversidades, pues soy una persona con buena autoestima, trato de lograr el equilibrio y mantengo un pensamiento positivo.

Sin embargo, en este tiempo nublado y de intensa lluvia, me atrapó la melancolía.  Es harto difícil con tanta problemática en que vivimos los cubanos que no tengamos momentos y etapas como esta.

Comencé a caminar y me trasladé sin apenas percatarme, de un municipio a otro de la Habana.  Durante el trayecto, sentí que me llamaron y al retroceder, me dí cuenta que después de un buen tiempo sin verlo, aparecía ante mí, Paco, mi buen amigo de Cojimar (reparto situado al este de la bahía de la Habana).

De inmediato, nos saludamos efusivamente y conversamos por pocos minutos, pues estaba apurado. No obstante, me presentó, muy cerca del lugar del encuentro, a Alida, su amiga de años, de quien siempre me ha hablado, pero nunca tuve la oportunidad de conocerla personalmente. Paco se fue y me quedé por un rato, presenciando la destreza de Alida.

Alida es de las primeras trabajadoras por cuenta propia en Cuba; obtuvo su licencia para reparar y confeccionar espejuelos en los años 90, estando obligada a presentar certificaciones y títulos que avalaran el desempeño de su labor.

Me sorprendió su agilidad, eficiencia y rendimiento y puedo llegar a decir, sin temor a equivocarme, que hasta con los ojos cerrados puede llegar a realizar cualquier tarea de esta índole por difícil que parezca, pues conoce a la perfección todo lo que concierne a su esfera y además de ofrecer un servicio rápido y de calidad indiscutible.

Aumenta su clientela porque las personas encuentran en ella el servicio que debe y tiene que ser ofrecido por el estado o por otros trabajadores por cuenta propia que hoy dia ostentan sus licencias sin que se les exija profesionalidad en la labor que realizan.

Me comenta Alida que se siente muy disgustada porque en estos momentos en Cuba a cualquier persona se le otorga una licencia de trabajo por cuenta propia sin verificar la credibilidad para ejercer el oficio.

Y es por esta razón que llegan a ella otros clientes porque sus espejuelos fueron montados mal o porque la graduación que le pusieron nunca fue la correcta y ella, por supuesto, como profesional de excelencia, se ve en la obligación de reparar estos daños porque desea que el personal que atiende se vaya complacido y es justamente este motivo el que la ha llevado a ganarse la confianza y la estima del que la rodea.

Después de deleitarme con estas manos prodigiosas y darme cuenta que todavía existen personas que saben respetar a los demás porque se respetan ellas mismas con la eficiencia de su trabajo, fue huyendo de mí, ese estado de depresión y melancolía porque me percaté que aún quedan personas en las que se puede confiar.

 

 

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