Esto también se llama salud

Veronica Fernandez

Calle de Cojimar. Foto: Caridad

La semana pasada tuve que ir hasta Alamar (reparto situado al este de la bahía de la Habana) y después de estar mas de una hora en espera de la ruta 26 que es el ómnibus que hace el trayecto entre este reparto y Cojimar (también situado al este de la capital), decidí realizar el viaje a pie, a través de un puente que une estos dos poblados.

Hacía tiempo que no transitaba por estos lugares y pensé que me haría bien la caminata y despejaría mi mente disfrutando el paisaje del rió que se entronca con el mar.  Me dispuse a comenzar mí recorrido con un excelente ánimo, pero cuando ya me estaba adentrando en la zona, tuve que retroceder a una velocidad espantosa.

Resulta que casi 2 cuadras antes de llegar al puente, por toda la orilla de la playa, el exceso de basura de toda índole era tal que tapaba totalmente la arena e incluso, el camino para el paso de las personas que diariamente circulan por este lugar.

Independientemente del gran basurero extendido por toda la costa, se encontraba un pez en estado de putrefacción, repleto de moscas, gusanos y cuanto animal apareciera se le acercaba allí.

Me quede perpleja.  Jamás, en los años que llevo viviendo en Cojimar y pasando por este territorio, había visto nada igual.  Esto era tan desagradable y repugnante que muchas personas al igual que yo, estaban haciendo lo mismo, desviándose del camino, hablando atrocidades y hasta pude ver a dos muchachas en estado de gestación que comenzaron a vomitar.  No era para menos.

Constantemente por la vía mediática se informa a la población de cuidar el medio ambiente, se proyectan programas sobre el cambio climático y lo que estamos llamados a hacer a nivel mundial para poder detener en cierta medida la degradación a la que hemos llevado a la madre tierra, pero dista mucho el decir con el hacer.

Se nos dice además, de las grandes epidemias que azotan o pueden azotar el planeta y las medidas higiénico-sanitarias para evitar su propagación, pero, ¿ es posible sostener o mantener saludable a una población cuando pasan estas cosas?.

¿Hasta dónde puede llegar nuestro índice de infestación con un medio ambiente como el que les acabo de narrar?  ¿A quien se le exige, de quien es la culpa?  ¿Donde están los directivos que tienen que velar por esto?  ¿Puede ser Cuba una potencia médica mientras suceden estas cosas?

Hemos llevado al mundo nuestro sistema de salud, nuestros médicos cumpliendo difíciles misiones internacionalistas en lugares intrincados y apartados de la civilización y sin embargo, deja mucho que desear que en nuestro propio país nos tropecemos con situaciones como esta.

Pienso que ante todo, debemos ser ejemplo de lo nuestro.  Debemos mostrar al mundo lo que somos capaces de hacer desde dentro.  Debemos respetarnos para que nos respeten y pienso además, que nuestro pueblo merece ser respetado para poder andar y caminar con sus calles, caminos y playas limpias, saneadas de basura y de inmundicia.  Esto también se llama salud.

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