Viviendo de promesas
Por Sara
HAVANA TIMES – Andrés es de la generación que vivió la toma de poder de Fidel y sus hombres al llegar a la Habana. Para ese entonces, era apenas un jovencito que tenía dos mudas de ropa pues su padre era campesino y su madre ama de casa. Era el mayor de nueve hermanos, siendo el único varón. Desde niño acompañaba a su padre en labores de siembra y ganado, todo cuanto hubiese que hacer en la finca. Eran pobres, le escuchaba decir a su madre, aun así, nunca faltó en su mesa el alimento para él y sus hermanas, pues apenas con unas monedas bastaba para comprar los alimentos básicos.
La familia de Andrés presenció el proceso de nacionalización, donde expropiaron a los dueños de sus negocios y las propiedades pasaron a ser “del pueblo”. El Estado dispuso de todo retomando un nuevo orden. Llegó de esta manera la 1era Ley de Reforma Agraria y con ella nuevas esperanzas a las vidas de estos campesinos. La Campaña de Alfabetización propició el cese del analfabetismo en los lugares más intrincados. Para el mundo sería un nuevo amanecer en Cuba.
Luego, la oscuridad fue reclamando terreno, cuando comenzaran los juicios y las prohibiciones del régimen totalitario contra todo aquel o aquellos que por alguna razón pensaran diferente. Apareció de esta forma una de las etapas más terribles, se crearon así las Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP), para “reeducar” según ellos a los homosexuales, por principios burgueses o los que practicaban alguna religión o los que simplemente se negaban a cumplir el servicio militar obligatorio.
Comenzaba así a mostrar sus garras lo que alguna vez se mostró en los hogares cubanos como una esperanza de cambio a mejor. Prosiguiendo con el llamado quinquenio gris definido por la censura cultural, el acoso de intelectuales y artistas y el ostracismo de los miembros de la comunidad LGTBQ+. Durante este período, el país recibía la creciente influencia monetaria de la Unión Soviética, que presionó a Cuba para que adoptara un modelo de represión cultural que se reflejó en la política interna del país a lo largo de la década del 70. Esto provocó censura en los medios de difusión, censura a intelectuales y artistas y otras agresiones hasta el punto de obligarlos a salir de la isla. Derivando, a decir de muchos estudiosos, un atraso cultural en la nación.
Les siguieron a estas medidas algunas más descabelladas con la llegada del “período especial” y el supuesto reordenamiento devenido después. Actualmente cuando el régimen parece dar sus últimas bocanas de aire sigue implementando leyes, sigue censurando y persiguiendo a intelectuales y artistas por el único delito de pensar diferente y exigir libertad. Recrudece la persecución y las penas, condenando a cientos de inocentes.
Andrés ya no es un jovencito, sus padres hace muchos años murieron, esperando ver cumplidas las promesas de aquel 59, aquel 60, 61…De todos los años y los discursos donde Fidel convencía con promesas que luego justificaba culpando al “enemigo”, al bloqueo, a cualquiera; luego, nuevas promesas. Andrés sigue trabajando su finca, mas con lo que gana no puede comprar lo imprescindible para llevar a su mesa. Después de tantos años aún espera se cumplan las promesas o poder convertirse en el niño que fue, antes del 59.
Aquí van dos perlas para Andrés:
1969: Año del Esfuerzo Decisivo
2006: Año de la Revolución Energética en Cuba