Escape, y las lágrimas de una abuela

Por Sara

HAVANA TIMES – Ilda tiene 78 años. Cada cana que peina en su cabeza es un recuerdo vivido, una emoción sentida. Ella fue alfabetizadora, cruzó las lomas de la Sierra para llevar el conocimiento a todo el que no lo tuviera, creyendo en la promesa de la Revolución Cubana y el futuro prometido.

Está oscureciendo, Ilda está sentada en su sillón de siempre. El sillón que la acompañara hasta altas horas de la noche a acunar a cada uno de sus hijos y luego a su nieto. Se siente la abuela más orgullosa, Arielito, la luz de sus ojos, siempre ha sido sobresaliente en la escuela y ahora cursa una ingeniería.

Sentada en el sillón, delante de los pies, comienzan a estallar sus lágrimas en el suelo. Ayer vino a verla el nieto. “Abuela vine a despedirme, me voy para Nicaragua”. No lo pudo contener Ilda y en su mirada comenzó a llover.

Arielito no se graduará de ingeniero, quizás no se gradúe de nada, porque ese ya no es su interés. Él quiere como la mayoría de los jóvenes cubanos “vivir”, tener alguna ropa y dinero para cuando salga con sus amigos. Entre sus sueños estaba ser un profesional y vivir de su trabajo, así como cada día en su mesa tener alimentos sin que su padre esté en riesgo de prisión o sin que su madre se prive de ellos para dejárselos a él.

“Piensa en tu futuro mijo, ¿qué vas a hacer sin estudiar”? “Mima ya eso no tiene sentido, Cuba agoniza y nosotros con ella, no hay esperanza para nadie aquí, somos otro experimento de socialismo fallido del cual viven los que aún mal dirigen este país.

“Yo no quiero repetir consignas vagas y vacías, con las cuales nos intentan adoctrinar desde niños, yo nunca he querido ser como el Ché y pasé toda mi niñez repitiéndolo. No quiero seguir llorando a mis amigos que se van, no quiero que mis recuerdos de juventud sean la cantidad de apagones ¡o sabe Dios qué mentira nueva del bloqueo! Yo me voy mima, me voy”.

Ilda está en su sillón, hay en su mirada un apagón mayor al que ocurrió hace unos días en toda Cuba, la luz de su mirada va rumbo a Nicaragua, para después seguir al norte. Ella piensa en Arielito, intenta recordar su voz, sus ojos, sus abrazos. ¿Serán estos recuerdos otras canas para peinar?

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Sara

Sara es emprendedora, valiente, adora asumir retos, es optimista. Amante de los animales y defensora de las causas justas y la libertad.

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