Un camino sin salida

Por Safie M. González

HAVANA TIMES – La angustia se apodera de las personas o, al menos, de la mayoría de ellas. No importa el lugar donde me encuentre, los comentarios son desalentadores. La tristeza, que ya habitaba en muchos hogares de Cuba, hoy se torna desesperanzadora.

Desde hace más de sesenta años nuestro país ha venido sufriendo transformaciones, pero pocas de ellas han sido para beneficio del pueblo, aunque se haya dicho siempre lo contrario.

La incertidumbre es la primera de las sensaciones que experimentamos todos en la Cuba de hoy. Seguida por la necesidad, la inconformidad y la desesperación.

Y ya no se trata solo de la alimentación, que por tantos años ha sido la mayor preocupación para quien o quienes mantienen una familia. Ahora también se trata de que simplemente no hay nada. O sí lo hay, pero no todos tienen derecho a esos productos, tan necesarios para vivir.

Para nadie es nuevo que desde que se abrieron las tiendas en dólares, abastecidas con todo, desde alimentos hasta, jabón, champú, detergente, café, en el resto de las tiendas no hay prácticamente nada.

La poca mercancía que entra a las tiendas que cobran en moneda cubana, llega de a poco. Por ejemplo, digamos que en una tienda X dejan pollo; los usuarios harán la respectiva cola que toca, estarán horas para poder comprar un paquete de dicho producto, y quizás, la semana próxima, entre aceite o detergente, y así será sucesivamente. ¿Es un juego, acaso?

¿Y los que tienen que trabajar y no pueden pasarse el día haciendo colas? Hoy para el pollo, pasado mañana para el aceite, el perrito caliente o el picadillo, indistintamente. Es tan triste ver a las personas invertir su tiempo en largas esperas, día tras día. Incluso, muchas, sin saber qué sacarán en la tienda, porque, la necesidad es tanta, y la escasez peor aún, que tendrán que hacer la cola donde sea y cuantas veces sea necesario.

Conozco personas (muchas) que no pueden tener una tarjeta para comprar en dólares. Es porque no tienen familia en el extranjero, o porque simplemente no pueden comprar el dólar tan caro.

No creo que esta sea la nación por la que muchos de nuestros padres y abuelos lucharon. Nada más lejos de una Cuba igualitaria, con todos y para el bien de todos.

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