Una vecina de carácter envidiable

Rosa Martinez

Foto: Elio Delgado Valdes

HAVANA TIMES — Tengo una vecina que quiero mucho y por la que en ocasiones siento un poco de envidia.

Se que la envidia es un sentimiento dañino para el ser humano y cuando alguien es envidioso sufre con los éxitos de otra persona y desea todo lo que esta tiene sin importar lo bien le vaya a él mismo en su vida personal.

En este caso, sin embargo, quizás no sea tan malo, quizás ustedes me apoyen, quizás me critiquen, de todas formas les cuento.

Tata tiene una vida bastante holgada, pero no siento envidia de los dólares que le llegan de vez en cuando y con los que ha podido llevar un nivel de vida elevado y comprarse varios equipos electrodomésticos con los que yo nunca podré soñar.

De alguna forma tengo las cosas que más necesito para vivir, una vieja laptop que me regaló un amigo extranjero y que me ayuda a contar mis alegrías y tristezas;  un televisor que entretiene muy bien a las niñas; un refrigerador  que conserva la poca comida que el salario permite comprar y una lavadora rusa, mi mejor amiga, pues no me imagino la vida sin ella.

Mi vecina es una mujer hermosa, de ojos color miel y pelo lacio rojo. Tiene una figura esbelta y delgada, de las que quieren imitar  ahora todas las mujeres del mundo, incluidas las cubanas, pero tampoco eso me da envidia.

Con mis ojos negros y pelo largo rizo, y mis varias libras de más, he tenido mis amores. Hasta ahora no me ha ido mal, imagino que cuando pasen los años la suerte cambie un poco, pero estoy segura que a Tata le sucederá lo mismo, pues la vejez no perdona ni a la linda ni a la fea, a todas nos toca, y quizás a mi me lleve mejor por mi tez morena.

Tampoco siento envidia de que sea doctora en ciencias pedagógicas, a fin de cuentas soy una profesional igual que ella y he tenido buen resultado en mi trabajo, y lo que es más importante, me siento muy satisfecha con los conocimientos que he adquirido a lo largo de mi carrera universitaria, mi profesión y la vida.

Mi vecina tiene un carácter dulce y apacible. Es de esas personas que no pierde nunca la ecuanimidad, siempre está calmada por muy difícil que sea la situación en la que se encuentre.

Según ella solo dos cosas se puede hacer cuando estamos en problemas: o podemos resolver o no podemos, y en ninguno de los casos se uno debe desesperarse, y les digo, no se cómo pero ella siempre lo logra.

Ella sonríe cuando yo me halaría los pelos; conversa cuando yo gritaría; se sienta tranquilamente cuando yo lloraría, como cuando su hijo estuvo muy enfermo. Ese carácter sí me provoca envidia.

3 thoughts on “Una vecina de carácter envidiable

  • eso es lo que yo quiero para cuba, y lo que más necesita ahora, vamos a darnos un chance, respirar y disfrutar de la vida a pesar de todo, que es una sola y tenemos un país muy bello.

  • ¿No será una cosa consecuencia de la otra? ¿Su ecuanimidad no vendrá de su solidez económica, de su certeza financiera en todo momento? Lo sospecho. ¿Y tú?

  • Este post es un interesante retrato. Gracias por los detalles sobre cómo los cubanos lidian con el bloqueo y el embargo.

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