Una cubana a la moda

Rosa Martinez

Foto: Caridad

HAVANA TIMES, 29 nov — Vestirse adecuadamente en Cuba es tan difícil como mantener una alimentación balanceada, transportarse de una ciudad a otra o tener una casa cómoda.

El vestir adecuadamente se ha convertido en uno de esos problemas cotidianos que malamente podemos resolver los trabajadores de salario medio, a menos que recibamos la ayuda de algún familiar que viva en el exterior, que cumpla misión internacionalista, o trabaje con la moneda dura, como es el caso del turismo.

Y no hablo de la ropa elegante con la que muy pocos podemos soñar, ni de la moda que difícilmente podemos seguir. Me refiero exclusivamente a la indumentaria que necesitamos para ir a nuestros centros laborales o de estudio, en este caso particular me refiero a la que necesita un niño para ir a su círculo infantil diariamente.

Anteriormente los círculos infantiles ofrecían uniformes para todos los niños, especialmente importante para los que, por ser muy pequeños no avisaban cuando querían orinar. Esto era una gran ayuda para los padres de bajos ingresos que ahora necesitan realizar grandes sacrificios para que sus bebés vayan al círculo infantil bien vestidos.

La ropa que usan los niños en sus círculos debe estar acorde a la estación del año, ya sea el corto invierno o el eterno verano cubano, y debe facilitar la manipulación de los infantes que desde temprano aprenden a ir al baño y vestirse solos.

Ahora además de cumplir con todos estos requisitos tengo uno nuevo, y es el capricho de mi niña que ya no quiere usar vestidos. He tratado de convencerla de todas las formas posibles.

Le he dicho que las niñas se ven más lindas y femeninas usando vestidos y sayas, también le expliqué que cuando se pone sus sencillos vestiditos parece una princesita. Le expliqué además que para mamá es más fácil comprarle o a hacerle sus vestiditos.

Pero no logro convencerla dice que los vestidos no se usan, que sus amiguitas dicen que parece una vieja, que quiere ponerse un short corto como los que usa su amiga Melisa.  Nada, que la moda es un desafío y ya mi pequeña de tres años se preocupa por ella.