María Magdalena comparte sus penas

Rosa Martínez

HAVANA TIMES – María Magdalena es una señora de más de 60 años que vive en mi vecindario, pero a varias cuadras de distancia de mi casa.

Nuestra amistad comenzó en una larga cola en la carnicería,  cuando ella discutía acaloradamente con el carnicero, por el peso del pescado, es decir, el pollo por pescado…

Mientras ella defendía su derecho y el de todos a no ser estafados, como ocurre tan usualmente en Cuba, al resto de los consumidores parecía no importarle su lucha, o al menos se hacían de la vista gorda.

Al final todos sabemos que roban, pero ¿vamos a estar fajados cada vez que vengamos a la bodega?”, le dijo alguien en aquella ocasión.

Los demás solo miraban, y en boca callada…

Entonces yo, más por evitarle un mayor disgusto, que por otra cosa, le pedí al dependiente que por favor pesara bien el pollo de la señora, y que no se molestara, pues ella estaba en todo su derecho de protestar, de demandar y de exigir una buena atención, que incluye, sobre todo, un pesaje correcto…

Él me miró con cara de pocos amigos, pero no le quedó más remedio que completar lo que faltaba; probablemente a mí me robó más de la cuenta, pero no importa, pues la demandante salió más calmada de aquella horrible escena.

Desde entonces, Magdalena, que es una cubana de pura cepa, se hizo mi “amiguita”, como ella misma me llama,  y cada vez que paso por su casa me obliga a tomar un cafecito de los buenos (que no tenía ni idea cómo podía costear) y me detiene por algunos minutos para escucharla comentar sobre la situación del país, el día día de los cubanos, el último chisme del barrio, en fin, de todo.

Pero en este 2019 no nos habíamos topado aún, y me extrañaba, porque ella siempre está en su corredor (como un guardián en plena posta) o en los alrededores, por lo menos a la hora que yo regreso del trabajo.

Pero apenas nos vimos ayer, supe rápidamente el motivo de su momentánea desaparición.

“Me pasé par de meses en el yuma”, me dijo de sopetón, inmediatamente después de saludarme con mucho cariño.

Aunque yo, como siempre, estaba apurada, sabía que la conversación iba para largo, por lo cual no me quedó más remedio que sentarme unos minutos, y prepararme  para escuchar alguna de sus historias como extranjera, de la que también les contaré a ustedes en otro post…

Rosa Martínez

Rosa Martínez: Soy una colaboradora más de Havana Times, profesora universitaria y madre de dos niñas bellas y malcriadas que son mi mayor felicidad. Mis grandes pasiones son leer y escribir y gracias a HT puedo cumplir con la segunda. Espero que mis escritos contribuyan a tener una Cuba más inclusiva más justa. Espero que algún día pueda mostrar mi rostro junto a cada uno de mis posts, sin temor a que me llamen traidora, porque no lo soy.

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