Raspar, Una Filosofía?

Regina Cano

Necesito reparación urgente.

Buscaba quien comenzara a trabajar en la reparación de mi Casa de Gofio y contacté a varios albañiles tratando de hallar uno que trabajara con calidad, conocido por mí y confiable como persona, además de vivir cerca, para que le fuera fácil trasladarse.

El mercado de trabajadores para la construcción es vasto y muchos de ellos han aprendido el oficio en la práctica.

Yo buscaba además un precio barato o al menos justo en correspondencia con el trabajo, pues los precios en este mercado son usualmente altos.

La intención de la primera fase del trabajo era hacer las columnas en la planta baja que no se habían construido y que alargarán la vida del lugar.

A ver, como explico lo que sigue?. Que alguien trabaje barato puede implicar un trabajo sin calidad. Pero si el trabajo es bien pagado de todas maneras debes velar porque la calidad no se viole.

Debes mantener los ojos bien abiertos para que no te sustraigan de la casa: los materiales de construcción, los mismos materiales que quedaron del día que pueden servirte para la continuación al día siguiente, o velar por que no se desaparezcan otras cosas de tu propiedad.

De todo lo anterior, pueden librarte los beneficios residuales que le ofertes al trabajador: Meriendas, almuerzos, cigarros, café, cervezas o ron. Pero no cierres los ojos!.

Desde hace muchos años he presenciado el establecimiento de una actitud entre los citadinos: el  “RASPAR,” que significa que la gente se aprovecha de la buena voluntad o la oportunidad que puedan ofrecer individuos determinados para ayudas materiales, generalmente pequeñas.

Estas pueden consistir en una porción de algo que el otro posee, aunque sea un poco (una “raspa”*) de algo que permite al primero obtener beneficios personales, que el otro puede no sospechar -o sí. Esto fue más evidente para mí entre el 2005-2006.

En ocasiones esta actitud está justificada por la carestía general, material y monetaria; pero en muchas otras es falta de consideración y abuso, unido al irrespeto creciente al otro.

Me sucedió una vez, que vino un vecino a pedirme unos doce clavos para un trabajo que realizaba en ese momento y a pesar de mis deseos de orden tenía los clavos de diversos tamaños mezclados y le dije: “Cógelos de aquí” y el hombre comenzó a coger y a coger clavos hasta que tuve que detenerlo, porque ya tenía las dos manos llenas.

Y así me ha pasado y les ha sucedido a otros con herramientas, materiales para trabajar o trabajos a medio producir, sin olvidar el préstamo, el consabido préstamo que en ocasiones se dilata hasta que no regresa.

Pues volviendo al principio; hallé el albañil y un precio medianamente aceptable, pero al parecer desestimulado por no recibir los beneficios agregados que esperaba, desertó. Aunque yo, con mi conciencia tranquila por haberle brindado meriendas, café y cigarros (porque yo no compro alcohol), me dispondré a la búsqueda de otro.

*Raspa: El fondo de arroz que queda en una cazuela, que puede estar pegado o quemado y que hay quien lo bota.

Regina Cano

Regina Cano:Nací y he vivido durante toda mi vida en La Habana, Cuba, la isla de la que no he salido aún y a la cual amo. Vine a esta realidad un 9 de Septiembre. Mis padres escogieron mi nombre por superstición, pero mi madre me crió fuera de la religión que profesaba su familia. Estudié Contabilidad y Finanzas en La Universidad de La Habana, profesión que no desempeño por ahora y que decidí cambiar por hacer artesanías, algo de cerámica y estudiar un poco sobre pintura e Inglés. Ah! Sobre la foto; me identifico con los preceptos Rastafari, pero no soy una de ellos, solo tengo este gorro que uso de vez en cuando, pero les aseguro que no tenía una foto mejor.

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