Pescadores en La Habana
Regina Cano
La sensación de serenidad al lanzar el sedal y disponerse a escuchar el sonido del mar hasta que el tironeo del pez te indique -que llegó la hora de develar cuál fue el regalo esta vez-, es de esas posibilidades difíciles de realizar en mar abierto para el cubano.
La migración por mar hacia las 90 millas -que muchos consideran esperanzadoras- parece ser la causa que ha mondado tan bella expansión de los sentidos en un país rodeado por aguas marinas.
El control y patrullaje de guardacostas con el afán de asegurar las vidas de los atrevidos navegantes lo prohíbe. La salida a las aguas territoriales, no muy lejos de la costa se hacen generalmente en embarcaciones improvisadas: neumáticos y balsas de poliespuma.
Pescadores y emigrantes, han disfrutado los unos y aprovechado los otros, la madrugada para llegar a su fin.
Esta confluencia de intereses diversos, pero unidos a su vez por la misma vía física de realización, ha afectado en mucho la pesca deportiva y la necesidad de llenar los platos, que se incrementó en los años más agudos de la crisis de los ´90s.
Aunque cierto es que para algunos implicados -en la Capital y sospecho que en el resto de la Isla- existe la posibilidad de pertenecer a una organización autorizada para salir a mar abierto con sus botes, pero también su membresía es privilegiada y por ende pequeña (un ínfimo por ciento).
La mayoría de sus integrantes, cerca de Alamar, poseen botes y yatecitos que han pertenecido a sus familias desde hasta donde llega la memoria actual, que de tanto arreglarlos ya no son los mismos, pero sostienen un patrimonio. Otros han logrado su ingreso a través del uso de “otros mecanismos” que no pude desentrañar, según cuentan.
Y qué bolá! con el resto que no corre la misma suerte, aquellos que solo pueden disfrutar la rompiente de las olas y la pesca desde la orilla o el muro del Malecón Habanero* y no la relación cercana del mar y tú. Tú y el cordel.
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Nota: La pesca al cordel es muy cara desde la orilla, porque se pierden en los arrecifes muchos de los anzuelos y plomadas.