Otra sobre religiosidad en Cuba
Regina Cano
HAVANA TIMES, 6 dic. – La conexión con Dios muestra muchas maneras de existencia.
Desde que a Cuba llegó el Período de “La Desgracia” (los 90´s) he oído y visto como la gente se agrupan alrededor de credos diversos por toda la Habana y posiblemente por toda Cuba.
Pareciera como si esa Entidad nombrada por muchos de maneras diferentes lograra la tranquilidad y cambio de comportamiento en todos aquellos que se juntan a orar y pedir bienestar para ellos y los suyos.
Grupos de personas que se apoyan moral y espiritualmente convirtiendo sus vidas en mejores esfuerzos.
Por un lado, hablan del amor al señor, de paz interior y mundial, del pensamiento positivo y por otro -desgraciadamente-, muchos se traicionan y maldicen, se desean la muerte o son cómplices callados de malos actos contra otros, sin poder escapar al hecho de encontrarnos todos al borde del caos, que aquí es casi la denominación de habitar al límite de lo desconocido.
Una vez más al amparo del Dios, creador, magnánimo y justo que acabará con todas las penurias, unidas a la negación parcial de una realidad que agrede y con el acto de mirar siempre hacia el lado contrario salvándose en la pose propia.
No son nuevas creencias, son estructuras del imaginario y la cultura, que se tuvieron que ocultar hasta este presente, pasando también por un período de exclusión y crisis dentro de la permutación de valores sociales y la elección entre cuál de los dioses cumple mejor con sus peticiones.
Para otros es un solo Dios que cada cual asume como mejor le indica su destino.
Entre supersticiones y esperanzas. Viven con el callado anhelo de que siempre habrá una solución, temerosos de todo también, pero confiando en su Dios.
A Dios rogando y con el mazo dando.