No te corones el Virus en La Habana o ¡sálvese quien pueda!

Por Regina Cano

HAVANA TIMES – Se rumora en la capital habanera que en cuanto suba más la temperatura el coronavirus no tendrá oportunidad: “Eso no nos coge…”, escuché decir.

Y así la mayoría de la gente aún no siente la presión de que la “Pelona” (muerte) les va pisando los talones ante un virus tan contagioso como este.

El sentido de “eso no es conmigo” rige el día a día, que más compele ante la necesidad de atender a la vida, que sobrevivir en ella. Es decir, el peligro acecha desde lo personal, el barrio y la familia, pero aún no hemos tomado la conciencia de que está más cerca de lo que parece o esperanzan las informaciones oficiales.

Uno camina por las calles de La Habana, se monta en una guagua atestada de personas y son contadísimas (una o dos) aquellas que llevan una protección como el nasobuco o se cubren con un pañuelo.

Escuchas el comentario constante sobre cómo va el contagio del coronavirus en Italia, de lo peligroso que es este o cómo se enteran de que sus familiares en España no salen a la calle por el temor al contagio. “Las calles están vacías,” les dicen, o regresa alguien que estaba en el Reino Unido o de quien quiere refugiarse en Cuba desde Austria.

Sin embargo, aquí la dinámica obliga a salir a la calle y a continuar con las diligencias cotidianas.

Mientras, las instituciones van desactivando las actividades que conllevan a la aglomeración de personas: festivales, talleres de debate, conferencias, etcétera, sube la inconformidad ante la noticia de la próxima entrada del crucero con enfermos ingleses que Cuba aceptó hacer llegar a su país a través de vía aérea, por el aeropuerto de la capital.

Después de que la TV estatal dio la noticia, hay gente que pregunta si eso tiene lógica. “Si otros países no los recibieron, cómo podemos nosotros que no tenemos ni el suministro de víveres totalmente garantizado.”  “Por dónde o de qué manera los harán salir? ¿Atravesarán la ciudad (o alguna población)? Así se pregunta y comenta en las calles de la capital.

Si Cuba tiene que recesar sus actividades de producción y comercialización, como sucede en otros países, qué haremos nosotros “que tenemos que salir todos los días a garantizar la comida”, me decía un amigo al teléfono. 

Ahora resulta que, en esta justa hora, Cuba es el mejor destino seguro para el turismo. Es como decirle al resto del mundo: “Esto es sol y playa y si el mundo está malo, echa pa´ acá a vivir como yo, que no tengo na´ y lo tengo tó,” comentó David D’Omni, pues venir a pasarla con nosotros/as es lo mejor que pueda pasarle.

Si en nuestro trato social, somos tan cálidos como los italianos y los españoles, qué nueva regla de sociabilidad impedirá que estemos en grosso peligro de contagio por amistosos y buenos compañeros.

¿Será que desde la población hasta las altas esferas del país tememos vernos ridículos, tanto con el nasobuco puesto, como a ser señalados porque se nos cayó el cartelito de buenos solidarios?

¡Vamos señores/as, que podemos morir muchos!