Regina Cano (Fotos: Juan Suárez)
La nueva feria –conocida también como Cuevita- está localizada a pocas cuadras de donde se situaba la anterior, una de las mayores y más diversa plaza de ventas underground que se han conocido en las periferias de la capital, después del 1959, cuya existencia y sostenibilidad está cercana a los 7 años, pues muchos mercados ilegales proliferan y han proliferado en la Ciudad de la Habana en este tiempo, los que generalmente desaparecen o subsisten con intermitencia.
Ahora, con la justificada figura del cuentapropista se ha abierto una brecha de licitud a aquellos que poseyendo en este momento una Licencia de Venta –con su contribución incluida- han sido agrupados en un área abierta y cercada, facilitada por la oficialidad, y donde se vende todo aquello de origen explicable, desde el reciclar y remezclar materias diversas a partir del plástico, el vidrio y ciertos metales que admiten rearmar nuevos productos artesanales o criollos*, como por aquí se les llaman.
Una reciente visita al lugar hizo que me actualizara al respecto, pues lo primero a notar es que a pesar de la intención gubernamental por hacer desaparecer la parte informal de esta, la gente que la sostiene logra asombrosamente meterle con fuerza a la búsqueda de sus frijoles*, con la intención de lograrlo a toda costa.
Esta área de comercio ilegal comenzaba en un callejón de casas construidas con la diversidad fascinante de la carencia y se expandía a una calle aledaña por la cual continuaba hasta lo que en principio fue un asentamiento, y que aún hoy sigue propagándose en dirección al afluente de un río que lo limita por la parte posterior.
Malas lenguas aseguran que los artículos plásticos de colores raros y tendientes a feos, provienen del reciclar los tachos de basura que desaparecen de cada esquina habanera.
Y gentes! Contrariamente a lo que pudiera pensarse al respecto de los riesgos de comprar “cosas” sin saber el origen o nivel de daño por usarlos -pues en Cuba no se puede llegar a saber al 100 % cuánto te dañan o no ciertas cosas que compramos con frecuencia para nuestro uso- la gente se lleva a la familia de compras en busca de un precio que haga rendir sus ingresos lo más que este dé, como puede suceder en otros sitios del mundo, pues la pobreza siempre ha tenido la cara despintada.
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Notas:
Criollo(a): Cuando en el mercado actual se habla de una confección criolla se alude a aquello producido de manera artesanal fuera de las producciones industriales, oficiales y muchas veces ilegal. Durante la colonización española surgió el término, que solo incluía a lo realizado dentro de la nación.
Frijoles: “Buscarse los frijoles”: Formación verbal que alude, desde unos cuantos años acá, a la búsqueda del sostén -a la comida.
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