La muerte se murió

Regina Cano

HAVANA TIMES, 5 ene — “La Muerte se murió y no terminó el proceso”, me decía una funcionaria de vivienda. Aludía en broma al fallecimiento de una señora que tuvo ese apellido. Hecho muy serio y que cubana al fin trataba de hacer broma –no fue crueldad.

“Estas dos personas son las más antiguas en el proceso. Esta acaba de lograrlo y la otra de apellido Muerte murió hace poco. Han pasado once años. Ella era una persona mayor. Salió del país (probablemente su única vez), regresó y murió de una enfermedad”. Estas fueron aproximadamente sus palabras.

Como hemos hecho notar y dicho los cubanos de diferentes maneras y momentos, los asuntos legales o “burocráticos” –como también se les llaman-, nos han robado mucho tiempo de nuestra vida –juventud, adultez, ancianidad. Es más creo que los asuntos que tienen que ver con Vivienda les ganan con gran ventaja a los otros.

En este caso, la persona hacía alusión al hecho de poder agregar a dos propiedades de inmuebles una parte existente físicamente con antelación de haberse comenzado estas cuestiones de legalización.

Uno de los momentos autorizados para realizarlos fue en el 2004 y el otro comenzó hace año y un poquito. Mencionado así pareciera que los esfuerzos quedan detenidos en dos momentos de este lapso temporal, pero les aseguro a aquellos que no conocen como se realizan, que se queda corta su imaginación.

Pues sufrir en carne propia que te hagan ir una y otra vez por meses sin respuesta segura, porque no saben, porque no bajó la “disposición”, porque tienen que ir al Instituto de Viviendas, para una parte del barrio está aprobada una regulación urbanística y para otra no, “a ese lugar hay que llegar en carro y yo no gano salario para esto” (debes pagárselo tú?) “las hojas (de papel) con que trabajo las tengo que comprar yo”.

Hoy es un documento y mañana resulta que falta otro o falta un cuño o falta una firma, el documento se extravió o todo el expediente. “Hay que registrarlo”, pero nadie te lo dijo y “Ven dentro de tres días o la semana que viene” (bocadillo este que se repite como una cinta sin fin).

“La muchacha no vino hoy, no sabemos qué le pasa”” –una semana después- “La muchacha no vino hoy, tiene el niño enfermo” –al mes- “La muchacha no trabaja aquí, pero no hay quien ocupe su plaza”, ni alguien que atienda al que llega, al parecer la muchacha es imprescindible.

Siento mucho que la señora muriera, pero lo siento mucho más por el tiempo que nos roban en estos procesos la gran mayoría de las personas que realizan este tipo de trabajo y por ende, las Instituciones, dejándonos con menos posibilidades para realizar nuestras vidas y ocuparnos de otras cosas importantes.

 

Regina Cano

Regina Cano:Nací y he vivido durante toda mi vida en La Habana, Cuba, la isla de la que no he salido aún y a la cual amo. Vine a esta realidad un 9 de Septiembre. Mis padres escogieron mi nombre por superstición, pero mi madre me crió fuera de la religión que profesaba su familia. Estudié Contabilidad y Finanzas en La Universidad de La Habana, profesión que no desempeño por ahora y que decidí cambiar por hacer artesanías, algo de cerámica y estudiar un poco sobre pintura e Inglés. Ah! Sobre la foto; me identifico con los preceptos Rastafari, pero no soy una de ellos, solo tengo este gorro que uso de vez en cuando, pero les aseguro que no tenía una foto mejor.

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