Ilustración (II)
Regina Cano
Un libro es también un producto comercializable, donde colaboran equis cantidad de personas para llevarlo a la venta, aunque en Cuba la búsqueda de ingresos a veces ha sido tan solo para sostener a la Empresa.
La imagen contratada en este caso –en cuestión de Marketing- posee ventajosamente colores predominantes rojos y amarillos capaces de atraer al público con el primer golpe de vista, entre la gran gama usual de grises que habitan los estantes de las librerías cubanas.
He tratado, por encima del ego, de anteponer mi responsabilidad y conciencia al hecho de afectar la sostenibilidad de trabajo y por ende del salario de cualquiera de los actuantes en este caso, por cómo están las cosas por aquí.
Pero al menos me arrogo el derecho de darlo a conocer por los muchos ilustradores relegados a la sombra por las Editoriales cubanas y también con la aspiración de que en un futuro no continúe siendo Tierra de Nadie.
Sorprendentemente para mí, estas Instituciones no se diferencian de otras con distinto objeto social dentro del territorio cubano, aún con poca motivación al realizar sus actividades, asumiendo responsabilidades que en ocasiones no cumplen y que por estar amparados por un puesto de poder con respecto al otro –persona natural- gozan de cierta inmunidad, y que requieren de la persistencia y desgaste de quien entra en relación con ellas, no bastando el compromiso contraído.
La Transdominación -tema de este libro- tiene diferentes tintes de existencia, donde el irrespeto a la identidad por lo que eres, te deja a merced de depredadores (apáticos o indiferentes perezosos) que pueden ser uno o dos, pero que se pueden encontrar en la lista de los ejecutantes de cualquier procedimiento.