Fiestas Gays en La Habana

Ahondando en la historia

Regina Cano

Foto: Caridad

HAVANA TIMES — Una amiga me comentaba cuanto habían aumentado las Fiestas Gays* en La Habana.

¿Más tolerancia? ¿Más capital fomentado por quienes las ofertan? O mayores ingresos percibidos por los que asisten a las fiestas?

Mi amiga tiene razón en eso de la diferencia padecida en la vida anterior de los Gays en Cuba y la actual, donde ahora todo “está bien” desde la Institucionalidad.

Lo cierto es que antes de arribar a este Estado de Perdón, donde los gays pueden campear en La Habana por un espacio físico, las historias eran de “horror y misterio” –al decir por aquí-, pues lo mismo se veían reacciones violentas, hasta de índole física, cuando un homosexual procuraba la atención de alguien en la calle -no todos eran libres de culpas, pero los golpes no fueron, ni son, justificación a modo de respuesta. Además de que mucha(o)s habían sufrido la represión policial.

En la Capital de Cuba han existido, de siempre, lugares “públicos” de ligue –de encuentros homosexuales-, generalmente para hombres, pues de mujeres no he escuchado hablar, pero alegan que los elegidos para ellos son muchos más peligrosos para ellas.

Eran sitios escasos, pero disimiles, como los abundantes derrumbes de edificios o lugares devastados por las llamas. Espacios abandonados, con poca iluminación e higiene, pero que la noche resguardaba de las miradas de los menos enterados. Aunque no dejaban de ser riesgosos, además de la posible trasmisión de enfermedades.

Entre ellos también hubo unos más populares como: las ruinas del Restaurante Moscú, la playa del Chivo, el baño del Parque del Quijote, la estatua (Mausoleo) a José Miguel Gómez, el Parque de la Fraternidad y otros que aún prevalecen como: la Fuente Luminosa, las inmediaciones del Capitolio o el Malecón, así como espacios urbanos abiertos y apartados, amparados por la oscuridad de la noche. Estas eran plazas que variaban, es decir, mientras unas estaban activas, otras bajaban su actividad por las visitas policiales, pues nunca han existido lugares en los que personas LGBTI* pudieran llevar a cabo sus encuentros físicos de manera segura.

Con los años estos espacios aumentaron notoriamente, sobre todo después que en los 90´s -en los inicios del Período de Crisis- se volvieron habituales las “Fiestas de 10 Pesos” –esto valía la entrada. Fiestas “ilegales” que facilitaban la interacción para el flirteo y el ligue, y se realizaban en casas particulares, muchas de ellas pequeñas y sin condiciones para el fin; aunque expuestas a las tipicidades de cada barrio.

De estas Fiestas los Gays recuerdan las de “El Piriquitón” –en el Cerro- o la “Fiesta de Lila” –itinerante por la ciudad- o la “Fiesta de Cojímar” y otras que perduraron pasado los 2000.

Algunas de ellas eran especializadas, con mesas y pasarelas -otras no tanto-, donde los iniciales travestis y otros con experiencia en Espectáculos, hacían lucir sus galas, y doblaban voces de artistas famosas o canciones de moda. Allí también se vieron y exhibieron los primeros cambios físicos.

Ahora, el Glamour llena las escenas donde los Travestis trabajan para fiestas y clubes nocturnos –generalmente fines de semana- a las que se van incorporando poco a poco las stripper, porque al parecer los stripper son escasos.

En nuestros días, al igual que antes de esta libertad atribuida al CENESEX, existen homosexuales “Dentro del closet” o que por mucho disimular “Llevan en su alma la Bayamesa” o “Pertenecen –claramente- al Sindicato” o según uno de los términos más antiguo son “Entendida(o)s”.

Algunos de ella(o)s exhiben abiertamente su preferencia sexual, una(o)s con moderación y otra(o)s con excesos, pero logrando sentirse bien consigo misma(o) de alguna manera.

La gente se escandaliza por algunos comportamientos: besos, refocilaciones o exhibiciones de partes púdicas en público que atentan contra la recién adquirida “tolerancia”, que obviamente no se logra con imposiciones; pero en el caso de las dos primeras, si se les admiten a heterosexuales, también se les debe permitir a homosexuales o lograr que no sea el comportamiento de todos.

Continuará…

Notas:

* Gays: Espero me disculpen todas y todos si no diferencio gays y lesbianas, esencialmente, pues aquí el término “Gay”-como creo es en otros lugares del mundo- en ocasiones incluye a toda(o)s y en otras se rescata la diferencia entre los diferentes grupos del LGBTI, además gentes, así se llaman estas Fiestas aquí.

* LGBTI: Lesbianas, Gay, Bisexual, Travesti, Transexual, Transgénero, Intersexual.

Regina Cano

Regina Cano:Nací y he vivido durante toda mi vida en La Habana, Cuba, la isla de la que no he salido aún y a la cual amo. Vine a esta realidad un 9 de Septiembre. Mis padres escogieron mi nombre por superstición, pero mi madre me crió fuera de la religión que profesaba su familia. Estudié Contabilidad y Finanzas en La Universidad de La Habana, profesión que no desempeño por ahora y que decidí cambiar por hacer artesanías, algo de cerámica y estudiar un poco sobre pintura e Inglés. Ah! Sobre la foto; me identifico con los preceptos Rastafari, pero no soy una de ellos, solo tengo este gorro que uso de vez en cuando, pero les aseguro que no tenía una foto mejor.

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One thought on “Fiestas Gays en La Habana

  • Ya sabemos más o menos que la temática de la homosexualidad ha pasado de prohibida a obligatoria, lo que es un gay, LGBTI y el diccionario completo….

    Pero el título prometía más !!!!!

    ¿Y las fiestas?
    ¿Cómo son? ¿dónde?, ¿qué música ponen? ¿Qué se vendé? ¿De viernes o de sábado?
    ¿Tienen patente específica o se ubican en otra actividad genérica o son sin permiso?
    ¿Les cae la policía ? ¿El CD-R forma lío?
    ¿Se ven clases sociales en las fiestas? ¿O las de Miramar reciben a los mismos gays que las de San Miguel del Padrón?
    ¿Y en el campo, en las provincias que hay de las fiestas gays?

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