Bob Marley y los cubanos
Regina Cano
HAVANA TIMES — En Cuba el Reagge y Bob Marley son bastante gustados, como en otras partes del globo terráqueo. El ritmo que sostiene esta música nos atrapa y hace que disfrutemos una melodía distinta al son, a la rumba y otras populares en Cuba, pero con una “pega” que no logró el Rock.
Lo que aquí, por el contrario al resto del mundo, la mayoría de los cubanos desconocen las letras que contienen las canciones de Marley. El mensaje sobre Dios, de estimarse como negros y de ser mejores humanos, no les llega.
Tanto así, que mal juzgan a los verdaderos Rastafaris como delincuentes, a quienes consideran personas con la franca intención de subvertir el equilibrio social, ladrones o vagos, es lo común -y prejuicios raciales, según los propios Rastas- y la asociación general con el consumo de marihuana.
Considerados capaces de cualquier tipo de atrocidad, cuando en realidad su conexión con el Jah (Dios) les conmina individualmente a ser mejores padres, hijos, hermanos, esposas o esposos, mejores vecinos.
Creo que entre los cubanos que tararean las canciones de Marley, conocer de su inspiración en Dios les traería algún tipo de conflicto al escucharlo, porque Dios –visto de esa manera- no es una concepción real para muchos de mis coterráneos, seguidores de la Regla de Ocha, religión Yoruba. Y a pesar del incremento de feligreses en las distintas vertientes en el pensamiento cristiano en la Isla en los últimos años.
Puedes ver a personas de cualquier edad, disfrutando en sus casas, con los celulares en la calle y las guaguas o en el carro que pasa a tu lado, el Reagge tan difundido desde Jamaica al mundo, de rebeldía y resistencia antisistémica. El mensaje mesiánico de Rastafari “peace and love”, algo alejado del cubano de a pie, que al parecer no encuentra sosiego en el avatar diario.
Pero gentes!, no es que ahora prefieran nuevos grupos cultivadores del género –cubanos u otros. No! Es Bob Marley que como un símbolo para ellos, de no sé qué, siguen escuchando hasta que, espero algún día se enteren totalmente–para bien- de lo que trasmite como mensaje, como un primer paso de otros subsiguientes para la integración y no discriminación del Rastafari en Cuba.
Regina:
Me has dejado exprimiéndome el cráneo, preguntándome cómo les llegará el mensaje de Marley a millones de cubanos cuyo dominio del inglés no pasa de “Mary is a girl”, si acaso. Hace más de 30 años salí de la escuela de traductores y todavía me cuesta aprenderme una canción rasta, sobre todo si está llena de “jamaiquinismos”.