Pobre Luz María
Irina Echarry
Tengo una amiga que vive en la Habana Vieja. Hace más de 20 años que llegó de su provincia natal, Holguín. Como la mayoría de los orientales, Luz María tiene hábitos alimentarios muy definidos. A veces nocivos por la cantidad de grasa, sal y sazón que pone a sus comidas.
Pero Luz tiene el don de las buenas cocineras. Ir a su casa es como visitar la Bodeguita del Medio. Mejor, porque no hay que hacer cola…y es gratis. Ella te sirve lo que tenga sin pensarlo, aunque no le quede nada para más tarde, ni dinero para comprarlo. Y aunque sea un poquitín de frijoles… ¡qué frijoles!
A mi amiga le gusta entrar a su cocina como un escultor a su cuarto de trabajo. Una libra de chícharo la convierte en el más exquisito Puré de San Germán.
Las ensaladas de Luz llevan los tomates más grandes y rojos que he comido … y los mejores aguacates.
Ella prefiere comprar los productos en el Agromercado de la calle Egido, aunque sean más caros tienen muchísima mejor calidad que en cualquier otro puesto de viandas, estatal o particular.
Los plátanos más grandes, las frutabombas más dulces. La yuca recién sacada de la tierra.
Hoy estuve recorriendo algunas placitas de la habana vieja. Como en mi barrio apenas se encuentran productos frescos, decidí salir a comprarlos a esa parte de la ciudad.
Los agros estatales que visité olían a podrido. El olor no permitía mantenerse en el local, ni hablar de hacer alguna compra. Recordé los consejos de mi amiga y fui enseguida al Mercado de Egido, donde los vendedores de flores: azucenas, girasoles, príncipes negros, reciben a los compradores.
Ninguno de los floreros tenía más de 3 ó 4 ramitos. Eso me dio mala espina, pero igual entré al agro mercado, no quedaban más opciones.
Lo primero fue encontrar la mitad de los puestos sin vendedores. Luego, los aguacates, aquellos que solía comprar Luz, ¿qué era esa mancha negra en la corteza? ¿Exceso de maduración? Sí, pero no precisamente de modo natural.
La mayoría de las frutas maduras de nuestro país son vendidas con un líquido semi tóxico que les «ayuda» a madurar. Les quita su habitual sabor, las pudre antes de tiempo o las hace incomibles. Sin hablar de los daños a la salud – que están en estudio, según algunos periódicos nacionales -. Mientras tanto nadie controla al dichoso líquido.
Imagino que Luz no comerá aguacates esta semana, al menos no comprados en este agro.
Las frutabombas y guayabas lucían como para servir a los cerdos, pero los precios eran los mismos de cuando parecían de exportación. De los pocos vegetales en venta mejor no hablar, eran familias de bonsáis.
No había olor a podrido porque el edificio es más grande y ventilado que el resto de las placitas que visité, pero los productos no se diferenciaban mucho.
El mejor agro mercado de la Habana Vieja con productos para cerdos.
¿Cómo se las estará arreglando mi amiga en estos días?
¿Sería coincidencia? Un mal día de abastecimiento, justo el de mi visita. ¿Quizá para la próxima semana vendan mejores productos?
¿Dónde comprar una fruta que no esté adulterada o semi podrida?
En estos meses los periódicos y noticieros nacionales han publicado varios trabajos sobre el problema del transporte en la agricultura.
Los boniatos, plátanos y guayabas se pudren en almacenes y carretas, esperando llegar a la ciudad. Las palabras van y vienen.
Los productos siguen sin llegar o cuando lo hacen están muy trastornados por la larga espera.
Creo que mi amiga Luz María tendrá que esperar a que lleguen nuevos camiones al país, para volver a entrar a su cocina con deseos de hacer arte.
a mi me encanta ir a la Habana es muy bonito
es cierto la comida es para pensar…
pero me encanta la guayaba, y el arroz..
tambien Palco, te vende la comida muy cara
flores pues me queda muy lejos…
me gustaria saber de donde es luzmaria
y tu…
yo soy de tamaulipas mexico.