Una visión de la sociedad cubana desde la psicología evolucionista

Un 1ro de Mayo en Cuba

Por Pedro Pablo Morejón

HAVANA TIMES – Cuando Fidel Castro se hizo del poder y el rumbo de Cuba se vio radicalizado hacia un sistema socialista-comunista, el discurso social adquirió un tono de igualdad y supresión de clases. Todos seríamos iguales, promesa que se quedó en retórica propagandística.

Según los expertos el homo sapiens apareció hace alrededor de 120.000 años sobre la tierra. Al igual que el resto de los animales, desde siempre, hemos sufrido una jerarquización social, donde un reducido grupo gobierna a la gran mayoría.

Porque a pesar de la evolución del desarrollo humano y las ideas filosóficas, políticas y jurídicas que lo han acompañado, este sistema de clases se ha mantenido, incluso en los regímenes democráticos, solo que con un sutil envoltorio.

Y como Cuba no es ajena a estas gradaciones, así tenemos a la sociedad dividida en grupos  según su integración, lamentablemente basada en la participación, disfrute o padecimiento de este cáncer llamado revolución cubana:

Los “omegas” integran menos del 10% de la sociedad. Son seres que han perdido su utilidad para esta. Encontramos dentro de ellos a los indigentes, los alcohólicos y drogadictos, ancianos abandonados por su familia, los más precarios en términos económicos.

No protestan, no luchan, son sujetos marginales, apolíticos. Se han conformado a una vida miserable, la más miserable de todas

Los “betas” ocupan la gran mayoría de la población, principales objetos de las decisiones emanadas del Partido. Se integran al sistema, lo padecen pero obedecen. La doble moral es su estilo de vida, sueñan con una vida más allá de las fronteras y mientras tanto participan, se integran y pertenecen a las llamadas “organizaciones políticas y de masas” que no son más que instrumentos de control político del régimen totalitario.

Muchos critican al sistema pero en voz baja, sin embargo rara vez se rebelan y cuando logran escaparse, desde la seguridad de la otra orilla, suelen ser críticos acérrimos de la dictadura y de los cubanos (de estos hay hasta algunos influencers) que al igual que hicieron ellos en su momento, obedecen y la sufren. Siempre esperan por un líder. Viven existencias esclavas y miserables, ya sea en Cuba o en cualquier sitio de este mundo.

Algunos de los betas apoyan el sistema ya sea por convicción u oportunismo servil. Participaron o participan en conflictos internacionales, mítines de repudio, delaciones, actos represivos, campañas de descrédito a través de los medios contra los que disienten. Son los tontos útiles del sistema, los que hacen el trabajo sucio que les ordenan los jefes. Ignoran su desechabilidad.

Me viene a la mente aquel jefe de milicias conocido en la zona del Escambray de los años 1960 como el “caballo de Mayaguara”, notorio por sus crímenes y desmanes, quien murió a principios de los 90 solo, olvidado y en la más absoluta miseria.

Los “alfas” integran la cúpula del poder. En otro país muchas veces un alfa puede ser aquel que luchó y escaló socialmente en base a su emprendimiento y ambición personal legítima. Suelen ser empresarios influyentes, CEOs de grandes transnacionales, políticos de alto nivel, artistas o deportistas mundialmente famosos, etcétera.

Pero en Cuba existen otras reglas de juego. Son ese 0,001% que integra la oligarquía militar y/o partidista. Escalaron a través de la violencia y el despojo, como es el caso de la llamada generación histórica, o de la simulación y adhesión al sistema como sucede con el relevo o representantes de la “continuidad”. Todos con métodos oscuros para arribar al poder, por cuanto resulta imposible escalar socialmente de un modo ético bajo un sistema totalitario y corrupto.

Por último, menciono a los “sigmas”. Son los divergentes, los rebeldes, quienes no se conforman al sistema jerárquico. No siguen a la manada, no obedecen, no bajan la cerviz ni se arrodillan. Están abiertos a la confrontación, dispuestos a sufrir las consecuencias de sus decisiones.

Dentro de estos se encuentran muchos opositores y presos políticos. Otros no llegan a tal grado de oposición, pero no participan en el engranaje social ni se someten a sus exigencias. Se mantienen apolíticos, intentan tener un proyecto de vida y vivir con un mínimo de decoro a pesar de las circunstancias.

Ahora querido lector, si eres cubano hazte un examen de conciencia y respóndete en cuál escala te encuentras.

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Pedro Morejón

Soy un hombre que lucha por sus metas, que asume las consecuencias de sus actos, que no se detiene ante los obstáculos. Podría decir que la adversidad siempre ha sido una compañera inseparable, nunca he tenido nada fácil, pero en algún sentido ha beneficiado mi carácter. Valoro aquello que está en desuso, como la honestidad, la justicia, el honor. Durante mucho tiempo estuve atado a ideas y falsos paradigmas que me sofocaban, pero poco a poco logré liberarme y crecer por mí mismo. Hoy soy el que dicta mi moral, y defiendo mi libertad contra viento y marea. Y esa libertad también la construyo escribiendo, porque ser escritor me define.

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