Mayito se va

Migrantes cruzando el Rio Bravo

Por Pedro Pablo Morejón

HAVANA TIMES – Quizás pocos se han detenido a pensar que en los últimos tiempos el pueblo cubano ha celebrado dos plebiscitos sin urnas acerca de si desean cambios para Cuba, o por el contrario, optan por la continuidad.

El 11 de julio del 2021 cientos de miles salieron a votar a las calles. Coreaban libertad entre otras consignas y desde noviembre de ese mismo año hasta la fecha, otro plebiscito con similares alternativas se ha estado celebrando.

Esta vez las urnas han sido sustituidas por dos travesías, una por mar, cruzando el estrecho de la Florida, y otra a través de Nicaragua, rumbo al Río Bravo, último obstáculo natural para llegar a  Estados Unidos.

Se calcula que desde noviembre del pasado año hasta el presente, la cifra de cubanos que se ha entregado a las autoridades migratorias de Los Estados Unidos, ya se encuentra muy cerca de los 200.000.

El pueblo está expresando claro su rechazo al sistema político y económico imperante y no solo mediante este éxodo silencioso y masivo, también por medio de protestas en diferentes puntos de la Isla, pero la alternativa más viable sigue siendo la emigración.

Personas que de algún modo disponen de los recursos para tal empresa, ya sea porque cuentan con familiares en el exterior que les pagan los gastos de la travesía, o por disponer de recursos suficientes para costear su salida.

Los otros deben conformarse con sobrevivir dentro de este país–cárcel y esperar por mejores tiempos que parecen no llegar nunca.

Pero hay jóvenes como Mayito, muy cercano a mi familia, emprendedores y decididos que no se resignan a sus circunstancias, por eso, a pesar de su corta edad, cría puercos, compra pienso y otros alimentos en el mercado ilícito, como casi todo lo que se consigue en Cuba para quienes no disponen de tarjetas en MLC (dólares magnéticos) y trabaja también en un negocio arreglando teléfonos móviles. 

Durante pocos años ha ido reuniendo peso a peso y sin dejar de ayudar a su madre y a su hermanita ya casi dispone de las “balas”, como se le llama coloquialmente en Cuba al dinero, para comprar su pasaje a Nicaragua, pagar a los traficantes y llegar a Estados Unidos, donde un primo ha prometido ayudarlo.

Por esa vía no hay represión ni limitaciones de parte del régimen, que de algún modo, en contubernio con su similar de Nicaragua, debe sacar su buena “tajada” en esta modalidad de tráfico de personas.

La madre está triste y preocupada. Su hijo es un joven valioso, trabajador y talentoso.

Un joven que como tantos otros podría aportar al presente y al futuro de Cuba sino fuera por este sistema fallido.

Un joven que se ve forzado por la situación a abandonar a su familia, su novia, sus amigos y la tierra que le vio nacer, en busca de una vida normal que aquí no se encuentra.

Y todo por el capricho de cuatro dinosaurios que manejan el país como a su finca privada.

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Pedro Morejón

Soy un hombre que lucha por sus metas, que asume las consecuencias de sus actos, que no se detiene ante los obstáculos. Podría decir que la adversidad siempre ha sido una compañera inseparable, nunca he tenido nada fácil, pero en algún sentido ha beneficiado mi carácter. Valoro aquello que está en desuso, como la honestidad, la justicia, el honor. Durante mucho tiempo estuve atado a ideas y falsos paradigmas que me sofocaban, pero poco a poco logré liberarme y crecer por mí mismo. Hoy soy el que dicta mi moral, y defiendo mi libertad contra viento y marea. Y esa libertad también la construyo escribiendo, porque ser escritor me define.

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