Los sesgos de la religión verdadera

Hitler arengando a las masas

Por Pedro Pablo Morejón

HAVANA TIMES – Le dije que no sabía bailar pero que pude haber sido un excelente cantante, pues afino muy bien y creo tener una voz musical.

“Cántame algo”, pidió

La primera canción que vino a mi mente fue un villancico. Lo entoné a viva voz como si fuese una especie de Luciano Pavarotti, como un pavo real ostentando sus colores.

Entonces recordé mi etapa de cristiano y buscamos en youtube baladas y temas musicales que descansaban por algún recóndito sitio de la memoria pero que ahora salían para hacerme revivir los tiempos de mi fe, cuando con poco más de 20 años creía y juraba que Cristo era mi salvador y vivía en el más absoluto celibato esperando por la mujer de mis sueños que nunca llegó.

“Te di mi salvación por tu nombre te hablé,

hijo mío eres tú.

A través de las aguas por el fuego también

te rescataré”

Y yo no temeré,

y yo no temeré.

Conmigo está El Señooooooor.

“Confiad,

yo estoy contigo confiad

yo estoy contigo confiad,

yo estoy aquí dice El Señor”

Y seguimos escuchando temas musicales de contenido evangélico. Me parecía estar de nuevo allí, en aquel tiempo y sitio de mi vida, gritando aleluya en medio de la congregación, adorando. Mi amiga, por su parte, lloraba emocionada, como si en ese preciso instante fuese una devota creyente en Jesucristo.

La emoción se fue aplacando y entonces me regresó la lucidez. Yo tenía solo 20 años cuando abracé la fe cristiana. Era demasiado joven, ingenuo, impresionable, vulnerable…

No tenía una identidad, sentía la necesidad de un salvador, de alguien que le diera un sentido a mi existencia. Deseaba creer que para alguien era importante, que me amaban y por eso me aferré a las promesas bíblicas, que para mí eran palabra de Dios. Jesús, Dios hecho carne que entregaba su vida por mí, por amor a mí, para darme vida eterna y una herencia incorruptible reservada en los cielos.

Y creía en eso a pesar del diluvio, de las plagas sobre Egipto, de la orden de exterminio sobre pueblos cananeos a manos de Israel, que era su pueblo justiciero.

Confiaba a pesar del fuego sobre Sodoma y Gomorra, de la muerte en un día de 3000 israelitas en el desierto del Sinaí por adorar a un dios pagano, del infierno de los tormentos eternos para las almas de quienes eligen la libertad de no creer o entregarse a otros dioses.

Todo a pesar de los innumerables crímenes a manos del todopoderoso dios judeocristiano, narrados en las sagradas escrituras. Lo justificaba todo como buen fanático, que veía blasfemias en esas imputaciones a un dios pretendidamente bueno.

Por eso comprendo a la generación de nuestros padres, que desde el principio creyeron en un mesías barbudo y su nueva religión que les prometía el paraíso.

Eran jóvenes, ingenuos, vulnerables, sin identidad propia, como yo lo fui. Se involucraron al calor de las emociones, dieron la vida por esa religión, atados a dogmas en medio de los discursos, las canciones sensibleras de poetas y trovadores bufones, las consignas, la manipulación y demás instrumentos de control psicológico de las masas.

Hace poco le comenté a un septuagenario de esos sobre el crimen de Bahía Honda.

“Fue un accidente provocado por el que vino en la lancha, ningún guardafronteras mató a nadie intencionalmente, no se puede estar creyendo en las mentiras que se dicen por internet”, me dijo. 

Y entiendo su sesgo cognitivo. Su religión es la verdadera, él no puede estar equivocado.

Lea más del diario de Pedro Pablo Morejón aquí.

Pedro Morejón

Soy un hombre que lucha por sus metas, que asume las consecuencias de sus actos, que no se detiene ante los obstáculos. Podría decir que la adversidad siempre ha sido una compañera inseparable, nunca he tenido nada fácil, pero en algún sentido ha beneficiado mi carácter. Valoro aquello que está en desuso, como la honestidad, la justicia, el honor. Durante mucho tiempo estuve atado a ideas y falsos paradigmas que me sofocaban, pero poco a poco logré liberarme y crecer por mí mismo. Hoy soy el que dicta mi moral, y defiendo mi libertad contra viento y marea. Y esa libertad también la construyo escribiendo, porque ser escritor me define.

One thought on “Los sesgos de la religión verdadera

  • Ante tantos horrores que estamos viendo y viviendo, policías matar a sangre fría , partir una lancha premeditadamente con total impunidad , encarcelar inocentes por solo gritar libertad,y muchas otras cosas, cualquiera pierde la fé.PERO PRONTO VA A LLEGAR LA ANSIADA LIBERTAD QUE QUEREMOS TODOS LOS CUBANOS.. PATRIA VIDA Y LIBERTAD…

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