La Feria del Libro en Pinar del Río
Por Pedro Pablo Morejón
HAVANA TIMES – Con excepción del tiempo de La Covid 19, cada año, como ya es costumbre, la Feria Internacional del Libro de La Habana se traslada a las provincias.
Pinar del Río, acaba de concluir la suya. Durante la semana transité la calle Martí, principal arteria de la ciudad donde se encuentran los stands y pude constatar que casi nadie se interesaba por comprar libros.
Como siempre, los de temática infantil generaron algún interés en un país donde los juguetes escasean y supongo que estos artículos con dibujos, colores e historias bien cortas se convierten en medios lúdicos para los infantes.
Este domingo me tocó acudir a uno de los espacios de la feria, invitado como escritor para promocionar mi noveleta “Delirios”, publicada en el 2019 por Ediciones Loynaz.
Debo decir que no fui invitado por ser un autor consagrado en las letras ni parte de esa farándula artística que ocasiona que gente sin mucho talento cope lugares privilegiados dentro de la cultura nacional.
Soy una especie de lobo solitario al que invitan por tener la suerte de contar con la amistad gratuita de dos de los mejores poetas y narradores de la provincia y el país, quienes desde el 2019, con la ausencia lógica provocada por la pandemia, me han hecho parte de sus espacios culturales, con la intención de visibilizarme, promocionar mi obra y como es lógico, facilitarme un cheque simbólico pero nunca de más para un escritor que pretende vivir en algo de su trabajo como creador.
Promocioné “Delirios” y también mi cuaderno de cuentos titulado “Me declaro inocente”, publicado en el 2021 por la Editorial Primigenios. Leí, además, mi relato “Como un perro”, premiado en un reciente concurso literario, y conversé y respondí preguntas sobre mi carrera literaria.
Todo eso en un espacio donde la participación no superó la veintena de personas, lo que evidencia que en esta era de entretenimiento inmediato y primario, donde el protagonismo lo poseen series de Netflix, canales de YouTube, TikTok y las redes sociales, el interés por la literatura no goza de buena salud ni en Cuba ni en el resto del mundo.
Pude ver, además de los stands de libros vacíos, la concentración a pocos metros de cientos o miles de personas frente a timbiriches improvisados para comprar fiambres, comida chatarra, frutas exóticas y demás alimentos reaparecidos, todo a precios astronómicos. Y sobre todo reggaetón barato de fondo a altos decibeles, mucho reggaetón.
Por ello, aunque la propaganda oficial diga otra cosa, con ferias literarias de tal naturaleza el fracaso está garantizado.
En conclusiones, que ha sido una feria como todas, donde el libro, fingido protagonista de estos eventos, quedó como siempre, relegado a un segundo plano en la conciencia colectiva.
Pobres escritores. Cómo te va con Primigenios? Pocos tienen la paciencia para leer. El hábito ha sido sustituido con los chismes de Facebook y demás.