Dicen que viene llegando

Por Pedro Pablo Morejón

HAVANA TIMES – “Según mi hermano a esto le queda poco” -me dijo Maria Elena hace par de semanas. Es la hermana de Tomasito, mi amigo de la infancia que se fue de Cuba en el 2001.

“El país está al borde de un estallido social” -me comentó por las redes un joven de 28 años que reside en Orlando, Florida. Se marchó hace más de 10 años, siendo un adolescente.

“Ellos saben que sus días están contados” -expresó cierto influencer cubano en Miami.

Desde aquella canción entrañable de Willy Chirino, devenida en himno por los años 90, vengo observando el fenómeno, una especie de falsa profecía que ha echado a rodar desde el mismo 1959, cuando inició esta pesadilla.

Opiniones todas con un denominador común: su comprensión de la realidad cubana se ha desdibujado un tanto debido a la distancia y a esa burbuja que envuelve al exilio.

Desde las entrañas del monstruo, observando el miedo, la desunión entre quienes luchan por el cambio y el daño moral irreversible que padecen las generaciones actuales, me aventuro a ofrecer un análisis sobre las perspectivas del fin de la dictadura y la transición a la democracia.

Opinión basada en los hechos, no en sentimientos. Juicio que puede no estar exento de errores y subjetividad, pero a mi modo, más apegado a la realidad.

Solo existen dos maneras de que el cambio se produzca. Es una utopía basarse en la buena voluntad del régimen para encausar al país hacia el camino de la reconciliación nacional y las reformas democráticas.

Hace unos 20 años, la inmensa figura de Oswaldo Payá con su Proyecto Varela, demostró dos verdades y la segunda muy triste: el ansia de los cubanos por la libertad y la intransigencia de la dictadura.

En fecha tan reciente como noviembre del 2021, cuando el dramaturgo Yunior García, al frente de un numeroso sector de la sociedad cubana, solicitó permiso para una manifestación pacífica de carácter nacional y democrático, el PCC, instrumento político de la oligarquía gobernante dio otra prueba al mundo de su intransigencia frente a los cambios. Todos sabemos qué ocurrió.

De ahí que el deseo de un cambio procedente del diálogo será siempre una forma de arar sobre el mar, puro espejismo. Los actuales mandamases de la Isla nunca estarán dispuestos a perder sus privilegios, además, saben que podrían, en un futuro, enfrentar a la justicia por sus innumerables crímenes contra el pueblo cubano.

El uso de la fuerza

Este no llegará por fuentes externas. Es muy poco probable una intervención militar foránea, menos una invasión de exiliados como la ocurrida por Bahía de Cochinos en 1961, sin embargo, es posible que llegue a modo de estallido social si la situación del país continúa agravándose.

La situación deberá empeorar aún más para que el cubano, desesperado, decida tomar las calles y en esa ocasión el estallido social tendrá que ser masivo y mantenerse por semanas en medio de una brutal represión que ocasionará, indudablemente, cientos, o quizás miles de muertos, provocando la repulsa internacional y una crisis interna de tal magnitud que dentro de las fuerzas armadas y policiales un número mayoritario, bajo el liderazgo de oficiales de mediana graduación, decida unirse para darle a las protestas el carácter de una revolución cívico militar que ponga en jaque mate al régimen totalitario, tal como sucedió en la Rumanía comunista de 1989.

Nadie desea un río de muertos pero la sangre, tristemente, suele ser el precio de la libertad. Lo irónico es que en esta “paz” los muertos no dejan de aparecer en medio de la carencia de medicinas y ambulancias, el clima de violencia social agravado por la crisis, la emigración ilegal y los abusos de la dictadura que cada día van en aumento. 

Debido a que el régimen todavía cuenta con un eficaz aparato de represión y control ciudadano, esta vía, aunque factible, no es tan probable si consigue revertir un mínimo las actuales circunstancias.

Reformas Futuras

Tras la muerte de estos ancianos que son quienes realmente gobiernan a Cuba, la nación se encaminará hacia un sistema parecido al ruso, con los familiares y herederos de esa oligarquía en el poder. Cuba será una prostituta, un satélite de Rusia y China con capitalismo de estado disfrazado de socialismo, con un pluripartidismo formal, donde el PCC, a través de viciados mecanismos electorales consiga siempre la victoria.

Tal vez con ciertas libertades mínimas y alguna mejora económica leve ¿por qué no?, pero siendo un país igual de pobre y cerrado.

Y como la dialéctica es ley inexorable de la sociedad humana, que en eso Hegel tenía razón, más adelante ascenderá algún reformista desligado de la rancia ideología conservadora e impulsará el camino de la transición a la democracia.

Entonces Cuba será definitivamente libre y se levantará de sus ruinas para convertirse en una nación próspera. 

Esta es la vía más probable, aunque deseo estar equivocado. Yo solo me preparo para sobrevivir mientras cultivo esta libertad interior que nadie me podrá arrebatar.

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Pedro Morejón

Soy un hombre que lucha por sus metas, que asume las consecuencias de sus actos, que no se detiene ante los obstáculos. Podría decir que la adversidad siempre ha sido una compañera inseparable, nunca he tenido nada fácil, pero en algún sentido ha beneficiado mi carácter. Valoro aquello que está en desuso, como la honestidad, la justicia, el honor. Durante mucho tiempo estuve atado a ideas y falsos paradigmas que me sofocaban, pero poco a poco logré liberarme y crecer por mí mismo. Hoy soy el que dicta mi moral, y defiendo mi libertad contra viento y marea. Y esa libertad también la construyo escribiendo, porque ser escritor me define.

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One thought on “Dicen que viene llegando

  • Totalmente de acuerdo, el cambio vendrá de arriba, después de morir Raúl y que no esté el títere Canel. La presión popular no será importante porque tienen mecanismos para reprimir y porque cada vez hay menos jóvenes, y la mayoría lo que quiere es irse, no tirarse a las calles.

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