Día de votaciones
Por Pedro Pablo Morejón
HAVANA TIMES – Es domingo 27 de noviembre, un día como cualquier otro. Mi primer pensamiento es una pregunta instintiva, ¿qué desayunaré? porque la respuesta no puede ser más clara.
Parece que por primera vez en muchos años tendré que conformarme con el pan de la bodega. La leche en polvo se me agotó después de compartirla con mi hija y quien me las vende no tiene ahora.
El día anterior le había solicitado un pomo de yogurt blanco a una mujer que me enteré que los hace pero no me pudo prometer nada, la demanda es mucha y muy poca la oferta.
“Pues a comer pan de la bodega con un poco de aceite y ajo” -pienso, cuando escucho la voz de mi vecina que me dice: “Pedrito, dice fulana que la llames”.
Marco su número, me dice que vaya a buscar un pomo de yogurt que la gente que quedó con ella no fue a buscarlo ayer, que lleve una jaba para que no se vea, que no le conviene que sepan que vende, que lleve 100 pesos, que no entre por el frente, que dé la vuelta por el patio trasero. Vaya, toda una operación de inteligencia por un pomo de yogurt.
Cumplo felizmente y a cabalidad sus instrucciones, establecemos, además, acuerdos de colaboración. Depositaré siempre en efectivo, no como otros que no pagan sus deudas y pretenden engañar al mundo. La gestión ha sido exitosa, parece que el desayuno está garantizado.
Regreso a casa y entre organizar un poco, arreglar el patio y la conversación de mi vecina, que desde su terraza me cuenta sus glorias pasadas, cuando era la mujer más hermosa del pueblo (cosa que me consta pues a mis 14 años era algo así como mi amor platónico), se me ha ido la mañana.
Me preparo algo de almuerzo, me baño y salgo rumbo a Pinar, ya he disfrutado de soledad suficiente por más de 24 horas, tengo las pilas cargadas y es hora de batallar. Después de una hora de espera abordo un camión.
Llego a mi destino, no sin antes pasar frente a un centro de votación, el antiguo teatro Virgilio Piñera. Se encuentra casi vacío, solo unas personas, quienes al parecer integran la mesa electoral.
Entonces recuerdo que hoy es día de votaciones. Ayer había recibido dos sms de parte de la denominada Comisión Electoral Nacional (CEN) exhortándome a “ejercer mi derecho al voto”, pero me había olvidado del asunto. Son tantas las desgracias, los abusos, el descaro y las frustraciones que últimamente intento permanecer en modo zen.
Hoy es un día en que muchos cubanos acuden como autómatas a un centro de votación para firmar cualquier boleta sin saber ni quiénes son los candidatos, solo porque sí, porque alguien lo ordena… porque hay que cumplir.
Un candidato que, una vez convertido en delegado de una circunscripción, no representa a nadie ni posee poder de decisión alguno para mejorar la vida de su comunidad, porque el verdadero poder hace décadas que lo detentan unos pocos a los que nadie del pueblo elige ni nomina. Un candidato que en la mayoría de los casos reza por no salir elegido.
Un circo que no se debe menospreciar, los de arriba no son tontos y saben lo que demuestran las cifras. A los que están gobernando ahora eso no les importa, pero los que están alrededor del poder esperando dar el zarpazo sí lo tienen en cuenta. El gobierno no caerá, y el pueblo no lo tumbará, el asunto está entre ellos.