De la escasez de agua y otras miserias

Pedro P Morejón

El-acceso-a-agua-potable-en-Pinar-del-Río es una situación-compleja en variascomunidades. Foto: cubitanow.com

HAVANA TIMES – Vivo en un poblado de poco más de 6000 habitantes, donde la escasez es proverbial. Las placitas o puestos de viandas rara vez están surtidas. Es de esos pueblos donde “no hay vida”, como dice la gente.

Por suerte no se encuentra lejos de la capital provincial y más o menos los que trabajan en la ciudad pueden conseguir y traer algún alimento para complementar la exigua canasta básica que El Estado garantiza con la libreta de “abastecimiento”, que como bien se sabe no abastece, pues es archiconocido que no da para más de una semana.

Pero si algo bueno tiene este pueblito es el suministro y abasto de agua. Dispone de dos o tres pozos que además del propio, abastecen a otros lugares. El ciclo de suministro es diario. Muchos lugareños ni se preocupan de tener tantos tanques o cisternas para almacenar agua. En mi propia casa, hasta hace poco tiempo disponíamos de una tanqueta mediana para almacenar, y casi nunca la usábamos, después fue que construimos un inmenso tanque de fibrocemento que nos alcanza para una semana.

Todo eso contrasta con la situación de buena parte de la provincia y el resto del país. En la propia ciudad de Pinar del Río, existen zonas donde el suministro es cada 3 días, y esas son las buenas, en otras llega cada 7, 15 en incluso más de 20 días.

En la zona de la ampliación de la Alameda, nunca. La gente de ahí tiene que pagar pipas periódicamente. Hace poco tiempo se hizo una inversión millonaria por parte de El Instituto de Recursos Hidráulicos para mejorar la potencia del suministro desde las fuentes de abasto a 13 km de la ciudad, pero las redes internas están tan deterioradas por décadas de sobreuso, que poco ha mejorado la situación. Cada rato hay una rotura, donde quiera te encuentras un salidero y las quejas de la población son recurrentes.

Como decía, nada de eso pasa en mi pueblo, y si alguna remota vez, el motor de agua se dañó, en menos de tres días el problema estaba resuelto. Pues bien, a cada santo le llega su hora. Se quemó la bomba del motor, y de eso hace 5 días. No han podido resolverlo.

La gente está desesperada. No están acostumbrados a esta fatalidad. Para colmo, no hay muchos lugares de donde cargarla. A mi tanque todavía le queda, y hemos compartido con algunos vecinos para beber y cocinar, porque en momentos como estos se debe ser solidario.

La suerte hasta ahora había sido un cuentapropista que no es del pueblo, quien con su pipa abastece a todo el que le pague $35,00 pesos MN* para llenar sus depósitos. Un precio bastante módico, si tenemos en cuenta que en la ciudad de Pinar del Río, cobran, incluso carros estatales, hasta 300.00 MN, aprovechándose de la necesidad y el dolor ajenos. El señor de marras ha sido sensible, porque después, del agua que sobra, permite a los vecinos, gratuitamente, cargar con cubos y pomos para aliviar la situación.

Ah, pero escribí que había sido la suerte… ya no lo es. Resulta que por no poseer los documentos de la licencia en regla, le impusieron una multa de $2000.00 MN, y por consiguiente no puede prestar el servicio, todo eso debido a que a un miserable se le ocurrió denunciarlo.

(*1 USD = 21 pesos MN (Mondeda Nacional) y 0.87 CUC).

Pedro Morejón

Soy un hombre que lucha por sus metas, que asume las consecuencias de sus actos, que no se detiene ante los obstáculos. Podría decir que la adversidad siempre ha sido una compañera inseparable, nunca he tenido nada fácil, pero en algún sentido ha beneficiado mi carácter. Valoro aquello que está en desuso, como la honestidad, la justicia, el honor. Durante mucho tiempo estuve atado a ideas y falsos paradigmas que me sofocaban, pero poco a poco logré liberarme y crecer por mí mismo. Hoy soy el que dicta mi moral, y defiendo mi libertad contra viento y marea. Y esa libertad también la construyo escribiendo, porque ser escritor me define.

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