Crónica de un sueño roto

Por Pedro Pablo Morejón

HAVANA TIMES – Además de escritor, he tenido sueños en la vida, como cualquier ser humano. Uno de ellos, ser un abogado ilustre. Siempre me atrajo el Derecho, por eso, cuando abandoné el Seminario Teológico Bautista (en el que me convertiría en pastor evangélico) y con eso la fe cristiana, matriculé la carrera en la modalidad de a Distancia.

Por si no lo saben, no es presencial, no hay profesores. Consiste en un módulo de asignaturas que debes examinar durante períodos, después una prueba estatal. Mientras tanto, buscas la bibliografía y estudias por tu cuenta.

Me gradué en el 2004 y tuve la oportunidad de comenzar a ejercer como abogado en la Organización Nacional de Bufetes Colectivos (ONBC), única entidad legal para ejercer la abogacía en Cuba.

Dos años antes había firmado el Proyecto Varela* y estaba realmente preocupado con mi situación laboral, máxime después que dos agentes del Departamento de Seguridad del Estado se habían personado para informarlo a la Dirección del bufete. Sin embargo, eso no impidió que trabajara tranquilamente.

Amaba el Derecho, sobre todo, las ramas civil y penal. Devoraba toda la literatura jurídica que caía en mis manos: libros, cuerpos legales, acuerdos de los tribunales, dictámenes, Derecho comparado, etc.

Me convertí en una enciclopedia andante. Empecé a construir mi clientela, ganar reputación, pero quizás por venir de un origen humilde o por falta de ambiciones materiales, nunca cobré por encima de las tarifas establecidas, aun cuando considero que los honorarios de un abogado en Cuba son miserables. Tal vez un regalo no solicitado en algunas ocasiones, más, nada de importancia.

Al mismo tiempo, logré categorizarme como profesor adjunto en la Universidad de Pinar del Río, desde donde pude ejercer la docencia y recibir una remuneración extra. Impartí clases de Historia del Estado y el Derecho en Cuba, Derecho Civil Parte General, Derecho de Propiedad, Derecho de Contratos y Derecho Penal Parte General.

Todo parecía caminar sobre ruedas, a pesar de mi personalidad rebelde que no se limitaba para expresar sus opiniones. Entonces era un joven idealista, pensaba que si cada palabra o acto se enmarcaba dentro de la ley, nadie podría dañarme.

Éramos cuatro colegas, todos jóvenes, nos veían como las quintas columnas. Jamás olvidaré cuando en el año 2008, el General de Ejército Raúl Castro llamó a debatir en toda la nación los problemas de Cuba, solicitando propuestas para mejorar el país. Se debatió en cada centro laboral

Obviamente, se podía criticar y proponer solo dentro del marco de “La Revolución”. Mis colegas y yo fuimos valientes. Por un momento creí estar en el corazón de Miami, donde los cubanos dicen lo que les viene en gana (especialmente muchos que no tuvieron coraje de hablar dentro de Cuba).

Nosotros expusimos los principales problemas, no nos amedrentamos con la presencia de un funcionario del PCC y hablamos de la falta de democracia, de libertades económicas, civiles y políticas. Nadie nos pudo silenciar.

Meses después me cerraron el contrato con la Universidad. La causa, después de tanto insistir por ella, me la ofreció la coordinadora de la carrera.

“Pedro, me apena decirte que se personó un dúo del Partido e informó que no debes continuar aquí, pues no eres confiable para impartir clases.”

También me expulsaron de la organización, supuestamente por violar las tarifas de cobro y maltratar de palabra al director, un furibundo “revolucionario” que hoy vive en el extranjero. Para los archivos de la ONBC quedé como un sujeto indeseable. En realidad, solo he sido un hombre insumiso con un viejo sueño quebrado.
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*El Proyecto Varela fue un proyecto de ley ideado y dirigido por el activista político cubano Oswaldo Payá en 1998, que abogaba por reformas políticas en Cuba a favor de mayores libertades individuales.  -Wikipedia

Pedro Morejón

Soy un hombre que lucha por sus metas, que asume las consecuencias de sus actos, que no se detiene ante los obstáculos. Podría decir que la adversidad siempre ha sido una compañera inseparable, nunca he tenido nada fácil, pero en algún sentido ha beneficiado mi carácter. Valoro aquello que está en desuso, como la honestidad, la justicia, el honor. Durante mucho tiempo estuve atado a ideas y falsos paradigmas que me sofocaban, pero poco a poco logré liberarme y crecer por mí mismo. Hoy soy el que dicta mi moral, y defiendo mi libertad contra viento y marea. Y esa libertad también la construyo escribiendo, porque ser escritor me define.

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4 thoughts on “Crónica de un sueño roto

  • Es la vida en cuba una cosa es la realidad y otra la que te dicen, eres un profesional en tu trabajo y no pudiste defenderte y hablan de la historia me absolverá, y eso fue en lo que llaman los tiempos malos en cuba, tu un joven con ideas diferente, progresivas no pudiste defenderte ni el glorioso sindicato.

  • Puede que la Historia te absuelva algun dia y vuelvas a ejercer y a impartir clases. Conoci a muchos abogados y fiscales cuando trabaje en la organizacion, y el q la dirigiio por años era un desagradable y vino con su toda su familia para La Habana.

  • Amiga, realmente tuve la oportunidad, hace dos años de volver a ejercer, al menos de abogado, pero ya no me interesa.

  • En cualquier lugar del mundo serias un hombre cabal y coherente con tus ideas y actuar , pero hay que entender que Cuba es una finca privada, algo de ciencia ficcion.

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