Coronavirus y nueva normalidad en Cuba
Por Pedro Pablo Morejón
HAVANA TIMES – Parece que el nuevo coronavirus llegó para acompañarnos durante un largo tiempo. Sus características tan peculiares que le permiten habitar el cuerpo humano durante varios días, sin ser detectado, hacen que resulte difícil detenerlo, convirtiéndolo en una pandemia indetenible.
A principios de año, el mundo lo subestimó, cuando se creía que habría de desaparecer en unos meses. Aunque muchos estados le concedieron la debida importancia, ponderando la salud humana por encima de las necesidades de la economía.
En nuestro país, al principio, no se valoró el peligro que corría la población. Mientras muchas naciones adoptaban medidas para cerrar filas al flagelo, el Gobierno jugaba al turismo seguro en una tierra aparentemente invulnerable a pandemias y virus.
Pero al fin la cordura se impuso y comenzaron las medidas restrictivas que ya sabemos, al tiempo que se despotricaba de la gestión de la Administración estadounidense de cara al virus, así como al Gobierno brasileño.
No al de la Nicaragua de Ortega y Murillo, quienes han hecho caso omiso de cualquier amenaza o daño del nuevo coronavirus, pero sabemos que este es un Gobierno aliado, de izquierdas, y la política suele contener dobles y hasta triples raseros.
Pues bien, como se creía que esto no daba para más de tres meses, que se podía detener, se tomaron las consabidas medidas que no han logrado parar los contagios. Cuando se pensó que estaba totalmente controlado, el Covid 19 dio muestras de no querer marcharse y los rebrotes, principalmente en La Habana, no se hicieron esperar.
Hace rato el mundo empezó a comprender que solo una vacuna eficaz podrá detener la pandemia. Por eso están abriendo sus economías y relajando las restricciones.
Cuba no es la excepción
Ahora se habla de la nueva normalidad y aunque persisten las multas las restricciones van aflojando.
Aquello que tanto censuraban de otros Gobiernos ha pasado a ser la nueva táctica de supervivencia. Comienzan a abrir las fronteras al turismo extranjero y a disminuir la restricción a la libertad de movimiento para los cubanos. Han advertido que de continuar la política anterior, la pobreza del pueblo llegará a niveles insostenibles y esto podría generar estallidos sociales nada agradables para la clase dominante.
Y aunque se sabe que la sumisión de un pueblo dentro de un orden totalitario llega a niveles inimaginables, todo tiene un límite. Si la gente no tiene nada que comer, la desesperación la puede llevar a hechos como los del 5 de agosto de 1994, conocidos como el maleconazo.
Así que en la relación costo-beneficio la balanza se inclina a que lo más sensato es abrir la economía sabiendo que mientras la gente sobreviva respirando por un agujero continuará sometida.
Y ante lo del nuevo coronavirus, pues a rezar para que aparezca una vacuna, de lo contrario siempre tendrán la opción de inflar globos para maquillar las estadísticas.
Por lo pronto, aquí en Pinar del Río, que hasta ahora se había logrado controlar la enfermedad, han surgido más de 50 casos en una sola semana. Y creo que en otras provincias habrá más de lo mismo, lamentablemente.
Eligieron economía sobre salud, para salvar sus puestos y privilegios. Las cifras se van a disparar, ya lo veremos en 2 meses, y la vacuna todavía demora, si es que llega. El país está en quiebra y no puede seguir cerrado, entra mucho dinero y mercancías por los aeropuertos, pero también está en quiebra el sistema de salud y no hay camas en cuidados intensivos para una explosión de casos.
Ya en Pinar la cifra de contagios supera los 120/