¿Cómo es ser héroe en Cuba?

Por Pedro Pablo Morejón

HAVANA TIMES – Leí una vez que un héroe era un tipo como tú y como yo, con la diferencia de que él fue el único que no pudo salir corriendo. Lo extraje de unos textos jocosos que me hicieron reír.

Sin embargo, algo de verdad tiene esta condición en muchísimos casos. Si el prospecto de héroe se malogra, entonces se convierte en mártir.

Para los totalitarismos, tanto héroes como mártires suelen ser útiles para la maquinaria propagandística, con la diferencia de que los últimos, al no poder cambiar su destino ya fijado, lo es para siempre, hasta escuelas y hospitales se bautizan con sus nombres.

En tanto el héroe, en ese estatus tan relativo dentro de una sociedad bajo despotismo puede dejar de serlo, ya sea por circunstancias, por actitudes del sujeto, o por capricho de los gobernantes.

De mi pueblo conozco a uno. Tiene casi sesenta años y es veterano de la guerra de Angola. Participó en duros combates, incluyendo el de Cuito-Cuanavale. En alguno de ellos demostró arrojo y logró salvar a algunos de sus compañeros. Por ello recibió varias medallas a su regreso a la Patria.

El llamado internacionalismo proletario, expresado en las guerras promovidas en Asia, África y América Latina todavía conservaba vigencia. De ahí que regresó en gloria, una gloria que le duró poco. El subsiguiente derrumbe del socialismo comunista a nivel mundial dejó a esos heroicos individuos en la categoría de héroes obsoletos, sin ninguna utilidad.

El tiempo se encargó de definir a los nuevos héroes. Ahora los hay que ocupan cargos de viceministros y posiciones de poder dentro del sistema de castas, todo por haber sido espías que supieron mantener la lealtad a su patrón.

El común denominador está en la naturaleza desechable de un héroe en Cuba y el grado de utilidad y beneficio que le aporte al poder.

Héroes desechados han existido en estas décadas. Los más perjudicados al perder esa condición fueron aquellos a quienes se les aplicó la pena de muerte o sufrieron largas penas en prisión.

Y en ese cachumbambé de volubilidades existen héroes que viven en mansiones, se mueven en autos lujosos y gozan de placeres y privilegios que ni de cerca podría mirar un pueblo, mientras que otros, como el paisano de mi pueblo, se debaten cotidianamente entre la desidia, el alcoholismo y la miseria.