Me parece bien que Obama haya venido

Paula Henríquez

HAVANA TIMES — Obama estuvo en Cuba y yo no puedo dejar de pensar en si los tan anunciados cambios realmente ocurrirán. Verán, ya me he vuelto un poco incrédula, porque he escuchado lo mismo una y otra vez y no mucho ha cambiado.

Puede que alguien piense que rechazo la visita del primer presidente de los Estados Unidos de América a la Isla en más de 80 años y no es así. Cuando hablo de cambios, esos que tanto se han anunciado, me refiero a si los nuestros, esos que nos gobiernan, que llevan la batuta en nuestro lindo país, van a dejar que realmente ocurran los cambios que tanto necesitamos.

Recuerdo aquel 17 de diciembre del año 2014 en que todos los que seguimos las novedades del restablecimiento de las relaciones entre ambos países nos esperanzamos, pero solo momentáneamente, porque al pasar de los días, semanas, meses y hasta el año, todo empeoró.

No hubo mejoría por ningún lado, los noticieros seguían hablando de lo mismo y no encaraban lo más importante: las carencias del cubano de a pie, tema más que necesario, pero no para hablar y criticar, sino para proponer soluciones, algo que raramente he visto en nuestro periodismo diario.

No me tachen de contrarrevolucionaria, que no lo soy, pero por favor, la mayoría de los cubanos que trabajamos en “buenos trabajos” estatales saben a lo que me refiero: al difícil proceso de sobrevivir el día a día. A la peliaguda suerte de encontrar motivación para poder seguir trabajando y no mandarlo todo al diablo, como muchas veces he querido hacer.

Para explicarme mejor, sí ha habido cambios, pero el cubano de a pie, ese que tiene que agarrar una guagua para ir a trabajar, a quien le pagan en moneda nacional y tiene que hacer malabares para que le alcance para algo el salario, sencillamente no los ve.

Podría poner un sinnúmero de ejemplos, pero no tendré para cuando acabar. Son temas muy extensos y encuentro devastador hablar sobre ellos, porque siento que mientras más los menciono menos se alejan y más se acercan como sucede con la ley de atracción.

Pienso que la solución a muchos de nuestros problemas no está en darlos a conocer y criticarlos, sino también en proponer soluciones, en abrirnos al mundo y, por consiguiente, dejar que el mundo llegue al pueblo. Claro siempre habrá quien diga que ya Cuba se ha abierto al mundo y es cierto, algo se ha hecho al respecto, pero todavía falta mucho, falta que se abra para nosotros mismos, y no sé por qué, pero siento que existe el miedo de hacerlo aún más.

En fin, cuando me preguntan qué siento por la visita de Obama, yo respondo que está bien, que me parece bien que haya venido, que si tiene intenciones ocultas, no lo dudo, todos las tenemos; pero si en realidad se propone ayudar al pueblo y facilitarnos las cosas en muchos sentidos, pues yo digo que no hay que tenerle miedo, al final ¿ya no somos un pueblo libre y soberano? ¿Quién dice que pueden volver a esclavizarnos? Tampoco está mal tener varios puntos de vista, al contrario, esos son los que nos hacen mejores cubanos y querer a nuestro país un poco más.

Solo falta eso, lo que decía al principio, que los nuestros acepten que el cambio no nos destruirá, no nos despojará de nuestros principios, seguimos siendo cubanos después de todo, en Cuba o en la Conchinchina, como decimos, solo basta con echarles una mirada a quienes decidieron ir a vivir fuera del país… las costumbres, la idiosincrasia no se pierden; pero sí se anhela avanzar con los tiempos, revolucionar con las nuevas tecnologías, vivir sin tener que preocuparse por lo básico en la vida de las personas.

Y si finalmente se logran los cambios, si nuestra querida “Isla” acepta los cambios, yo me pregunto: ¿cabrán aquí todos los cubanos que viven en el extranjero y quieran volver al país que tanto añoran desde la distancia?