El alma no tiene color

Paula Henríquez

Niñas y niños cubanos. Foto: Caridad

HAVANA TIMES – Todos sabemos que los niños vienen a este mundo sin prejuicios. Sus pensamientos y su forma de expresarse son tan sinceros que pueden llegar a ser crueles entre ellos, pero a la vez son tan ingenuos que momentos después olvidan cualquier trifulca.

Por el contrario, están los padres de esos niños que toman muy en serio esas insignificantes “peleas” y las convierten en problemas de adultos.

Si bien los hijos son el reflejo del comportamiento de sus progenitores, no es menos cierto que toca a los más grandes enseñarlos a cómo actuar, sobrellevar y lidiar con los problemas para que esa criatura en crecimiento no herede hábitos que dañen su comportamiento posterior, sepa qué situaciones valen la pena y cuáles no y, por lo tanto, buscarles solución. Los niños no deben abandonar una amistad por culpa de los padres, porque pocas veces existe una amistad tan sincera y verdadera como esa.

Sé de una pequeña que un día le dijo a otra “tú eres negra y yo soy blanca”, un comentario racista, si no se tratara de alguien de 4 años que jugaba con su amiga y decidió hacer la obvia afirmación que momentos después llevó a romper la relación.

Sé también que no hubo una intención dañina, ni de ofensa. Fue más un simple comentario entre ellas que a juzgar por muchos hubiera pasado desapercibido si no hubiese sido por la madre de la otra, quien decidió prohibirle a la nena jugar con su amiga. Desde entonces las dos niñas se pusieron tristes y cada cual se fue para su lado.

Y así ha sido y es hasta hoy, en que se les escapa la vista y quieren hablarse y decirse muchas cosas. Se les ve en el rostro la alegría cuando se encuentran frente a frente, se buscan cuando no se escuchan y parte el corazón verlas así. Y yo me pregunto cada día: ¿Es esa la manera de criar a alguien hoy, cuando tanto se habla de igualdad, de unidad en las escuelas, en los centros laborales y en todos sitios?

¿Por qué hay que tener en cuenta el color de la piel? ¿Por qué las amistades dependen de cosas tan banales como esa? ¿Por qué dos niñas, que no entienden de ese tipo de problemas que a veces tenemos los adultos, tienen que romper una linda y sincera amistad?

Sí, el racismo es un mal de varios siglos, pero no podemos dejar que en pleno siglo XXI nos siga afectando. No podemos tronchar el futuro de quienes emergen en estos momentos, porque ¿qué les estaremos enseñando? ¿A vivir con limitaciones? ¿A no lograr lo que se propongan?

Hubo quien me sugirió disculparme con la otra madre y confieso que de veras lo intenté, pero la señora no quiere cambiar su opinión. Yo sufro junto a mi nena de 4 años que no entiende nada y ya no sé cómo explicarle el significado que tuvo su comentario para la otra familia.

Ella… aún no comprende, como es lógico. Si mi hija quiere ir a jugar con la suya, yo estaré feliz de que haya olvidado ese malentendido. No sé cómo se comportará esa madre, no puedo ni pretendo cambiarla. Mi hija será amiga siempre de quien quiera serlo, siempre y cuando el ALMA sea la que no lleve color.

Paula Henriquez

Paula Henríquez: Desde pequeña me han dicho que debo tener cuidado con lo que digo en público. “Piensa antes de hablar, sobre todo delante de los demás”, me decía mi mamá y, entonces, resultaba más un ruego que un regaño. Aún hoy la escucho… y la cumplo, solo que no hablo… escribo. Las letras, las palabras son mi escape, mi salida y las catarsis diarias, las que imprimo en el papel, me reavivan. Y esta foto… me refugia.

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One thought on “El alma no tiene color

  • No hay nada racista en decir tu eres negra y yo soy blanca porque es una realidad que no se puede negar. Lo importante esta en el momento que se dice y el porque se dice y es ahi donde entra la responsabilidad de los padres. Ni tu hija ni tú son racistas. La racista es la otra mama.

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