Decepción matutina…

Paula Henríquez

Saliendo del Ministerio de Comercio Exterior.
Saliendo del Ministerio de Comercio Exterior.

HAVANA TIMES — Llegar al centro de trabajo puede ser estresante, ponerte de mal humor y, en ocasiones, hacerte perder los estribos. Hay que tener el nivel de paciencia elevado, incluso cuando ya no haya de donde sacarla. En Cuba nos hacemos la vida más difícil aún, entre nosotros mismos nos hacemos daño.

Ya sé, el tema puede resultar más que familiar, pero no por eso voy a dejar de hablarlo o de denunciarlo. ¿Qué pasa con los jefes de turno en cada oficina y centro de trabajo? ¿No son cubanos también? Sí, sí, claro, pero no de a pie (me encanta la frase) y parece que eso los ciega, los hace de otro mundo.

El nivel de exigencia sube en cada lugar. Y yo no tengo nada en contra de que un jefe exija un buen trabajo, el cumplimiento del horario, así como de la jornada laboral, etc. Pero, como siempre he escuchado, para exigir, hay que dar el ejemplo y cumplir. Y en la mayoría de los lugares, no voy a decir en todos, para no ser radical, no ocurre así. El jefe se pasa de la raya, amonesta, llama la atención, y si tiene la oportunidad se llena la boca con decir que sus subordinados no cumplen su rol.

Y yo me pregunto ¿él cumple con el suyo? En más de una ocasión he comprobado que muchos jefes no saben ni de qué va el contenido de trabajo de la oficina que preside o dirige. Solo tiene que abandonar su puesto la persona que lleva toda la carga de la oficina para que esta se desmorone y reine el caos, ¿y el jefe para qué está…?

Pues aparentemente para poner el rostro en los buenos momentos, pero no para tomar la batuta, desaparecer el caos y seguir adelante. Quizás por eso Cuba esté así, quizás por eso se hable de la pérdida de valores, quizás por eso a muy pocos les importe si el trabajo sale bien o mal, si avanzamos o no. Tal vez por eso en la jungla cubana  se salva quien puede y el que no, pues muere, no sin antes llevarse a otros con él.

En este sálvese quien pueda vivimos hoy. Por eso se ven centros que se desploman, proyectos que dejan de funcionar, personas que pierden las esperanzas y ganas de ayudar  y eventos que se dejan de hacer. Me pregunto cómo siguen “funcionando” algunas empresas, escuelas, centros en general… Una y otra vez nos enojamos, para luego caer en la cuenta de que todo seguirá igual. Muchos dicen que ya no hay remedio, que estamos perdidos, varados en el medio del mar. ¿Será cierto?

 

Paula Henriquez

Paula Henríquez: Desde pequeña me han dicho que debo tener cuidado con lo que digo en público. “Piensa antes de hablar, sobre todo delante de los demás”, me decía mi mamá y, entonces, resultaba más un ruego que un regaño. Aún hoy la escucho… y la cumplo, solo que no hablo… escribo. Las letras, las palabras son mi escape, mi salida y las catarsis diarias, las que imprimo en el papel, me reavivan. Y esta foto… me refugia.

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2 thoughts on “Decepción matutina…

  • Paula no olvides la máxima de los trabajadores en Cuba: ellos hacen como que te pagan, entonces nosotros hacemos como que trabajamos.

  • Al final del año las cifras se “inflan”, se sobrecumple el plan y el jefe (aunque sea un “tarupido”) sigue ahí; si ocurre algún problemita y lo “truenan”, tampoco hay problema, por la ley antigravedad se “cae pa´rriba”. Ahora bien Paula, en todas partes del mundo los jefes exigen (unos racionalmente, otros como verdaderos HP, y si no te conviene te vas “echando” antes que te boten. Renglón aparte para los trabajadores de “a pie” cubanos, al margen de las dificultades (miles y que se conocen: transporte, comida, círculo infantil,etc, etc, etc) también es cierto que muchos, muchísimos hacen de sus problemas hogareños, familiares, y de cuanto haya los primeros de la lista, y el trabajo, cumplir el horario y demás quedan relegados a segundo, terce, cuarto planos; así, entre los jefes “tarupidos” y los trabajadores “vividores” no se llega a ninguna parte. Saludos.

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