De cuando estábamos todos juntos
Paula Henríquez
HAVANA TIMES – Recuerdo de niña cuando todos los amigos del barrio nos reuníamos para jugar. Sumábamos unos 10, quizás más niños, y resultaba un fastidio para los vecinos que tenían que lidiar con la bulla de un gran grupo de muchachos corriendo de un lugar a otro. Esa no era preocupación nuestra al final, lo de nosotros era divertirnos y vernos cada día para seguir jugando y corriendo.
Ya de adulto, unos pocos seguimos siendo amigos, otros han hecho su vida en otros barrios y hasta en otras provincias y algunos, incluso, en otro país. Y hace unos días hablábamos de eso, de cómo nos hemos esparcido por el mundo, de cómo nuestros hijos no se conocen y no pueden ser amigos como nosotros lo fuimos.
Y eso mismo le ha ocurrido a muchos. Algunos se reencuentran a través de las redes sociales, otros cuando regresan a la Isla de visita y otros quizás ya no se ven más nunca. En un futuro espero que mi hija no tenga que vivirlo, es muy triste ver cómo se va una persona querida, un familiar, un amigo, y pensar en que posiblemente pases mucho tiempo sin verlo otra vez.
Cuando estábamos todos juntos, éramos muy felices. No teníamos mucho, nuestros juguetes no eran sofisticados, ni coloridos como los de ahora, ni teníamos libros para colorear con los personajes de Mickey Mouse, Donald, etc. y muchos no teníamos bicicletas, ni carritos, ni carriolas, pero éramos amigos, estábamos juntos y eso bastaba.
Foto: Niños jugando en Cuba. Crédito: Pleamares – WordPress.com
Gran verdad, uno de las cosas que más ha tenido que sufrir la sociedad cubana es la separación, de amigos y de familiares. Ahora las familias son más pequeñas y muchas están desperdigadas por el mundo, hay que conformarse con el IMO y Skype.
Paula, llegó la era de los juegos on-line, el individualismo y la robotización de las personas, el consumismo impera y para muchos vale más una visita al supermercado o a una tienda que ir a ver a un pariente. Los tiempos de reunirse varios amigos o la familia a conversar van pasando a ser algo prehistórico, ahora se chatea y se hacen videollamadas. Recordando a Eduardo Galeano: “En un mundo de plástico y ruido, quiero ser de barro y de silencio”.