Por qué voté por el NO en el referendo del Código de las Familias
Por Osmel Ramírez Álvarez
HAVANA TIMES – El pasado domingo 25 de septiembre fue el referendo popular para validar o no el nuevo Código de las Familias. Polémico compendio legal que ha dividido a la sociedad cubana a sobremanera más que cualquier otro tema porque involucra muchas cosas y ‘juega’ con muchas cosas sensibles para la gente.
Hubo tres campañas: 1) la del SÍ: defendida por el gobierno con toda su maquinaria propagandística, política y de la seudo-sociedad civil acólita, y por la comunidad LGBT vinculada o no al gobierno,
La 2) es la del NO: defendida solamente en las calles pero sin posibilidades de hacer reuniones, actos ni pancartas, y en las redes sociales, principalmente por religiosos, ciudadanos vinculados o comprometidos al gobierno, o indiferentes políticamente, u opositores, pero preocupados todos u opuestos a algunos artículos polémicos; y opositores que querían abortar un código politizado.
Y la 3) es la de la abstención: defendida principalmente por opositores que consideran que no vale la pena votar en dictadura, que al no haber garantías lo mejor es no asistir y que aspiran a lograr que la abstención llegue a ser masiva y así demostrar la antipatía del pueblo con el sistema político; también fue secundada por un sector importante de la juventud que ve a Cuba como algo provisional en sus vidas en la espera de poder emigrar y no desean hacer familia aquí, por eso el código les resbala.
En mi caso, mi voto y la campaña en la que participé fue la del NO. ¿Por qué?
El SÍ no fue mi opción, pero lo hice por ser un disidente del sistema que lo impulsa, porque nunca actuaría en contra de los derechos de nadie solo por eso. Realmente no tengo ninguna oposición al matrimonio igualitario y si fuera solo por eso solamente, votaría SÍ.
Pero en el código hay otros artículos referidos a cosas que creo que han sido mal tratadas y son contraproducentes. Es el caso del derecho de habitación, la patria potestad/responsabilidad familiar y el derecho y la obligación de recibir y dar manutención. Y son los puntos que impidieron mi SÍ.
La ABSTENCIÓN puede ser en algún momento una solución extrema que podría asumir, pero no va conmigo ni le veo mucho sentido casi nunca. Abstenerse es para mí no tener opinión o renunciar a ella o dejar que otros decidan por mí o meterme en un grupo heterogéneo y confuso donde no queda clara mi posición. Y mi posición siempre quiero que esté clarísima.
Hay muchos argumentos interesantes para abstenerse y promover la abstención bajo un sistema como el cubano, pero ninguno es más fuerte y convincente que la determinación que tengo de que mi opinión debe quedar clara. Para mí la abstención ayuda al sistema. Y en este caso considero que lo ayudó muchísimo.
Si es verdad que dominan el proceso electoral, que hacen lo que quieren, que si quieren pueden cometer fraude: pero entonces que lo hagan, que nos roben el voto, pero creo que jamás se lo debemos facilitar no votando. Que se ensucien pues.
El NO fue mi opción y lo hago público para poder explicar estos argumentos. Y no soy prisionero del control social al menos en este detalle. Librarse completamente estando en Cuba y preservar la libertad (no estar preso), es imposible.
Tal vez si fuese de la comunidad LGBT hubiese votado SÍ por estar ahí cumplidos objetivos por lo que llevan una vida luchando y hubiese dejado la lucha contra esos otros puntos como algo posterior, cuando tengamos democracia. Pero no tuve ese imperativo y voté NO. Y aun así los felicito.
Al igual que me sensibilizo con los que, por cuestiones religiosas, de fe sincera, se opusieron al nuevo código por ese punto, y hoy sufren su aprobación. Sé que su oposición tiene argumentos basados en sus preceptos. E incluso se opusieron pensando, desde su óptica, en el bien de los propios LGBT y toda la sociedad. Es otra perspectiva y es un tema con muchas aristas y muy polémico.
De todas formas el código fue aprobado porque contó con el apoyo del sistema, salió del sistema y como dijo Mariela Castro, se convirtió en ‘una tarea del partido’ para que pudiera salir. Porque lo que el partido (PCC) promueve en Cuba evidentemente se vuelve realidad. Y este código lo ha demostrado como ningún otro, porque no contaba con un apoyo suficiente y aun así ha sido aprobado.
Vale destacar que la campaña a favor del SÍ fue completamente asimétrica en los medios de comunicación, hegemónicamente en manos del gobierno, y demonizaron e invisibilizando al NO; por los diferentes mecanismos de control social activados por el SÍ; porque al final no hay monitoreo independiente del proceso electoral ni observadores internacionales; y porque la abstención quitó votos al NO y permitió que el SÍ imperara.
Totalmente de acuerdo, no votar o anular la boleta es un voto perdido porque solo se contabilizan las boletas válidas y después dicen que un 70, 80 o 90 por ciento lo aprobó, los porcientos son engañosos y no reflejan la opinión general.
No me convencen esos argumentos. Me parece que es confundir la gimnasia con la magnesia. Yo voté por el sí, pero me molestó mucho que esa ley se llevara a referendo. Para mí eso es populismo. En ningún país del mundo esa ley se ha sometido a referendo. Los derechos no se pueden poner en manos de las mayorías. Pero estoy muy contento de que haya sido aprobada. Y no soy ni gay ni miembro de ninguna minoría de ningún tipo. Simplemente me parece una ley muy buena.