La respuesta del gobierno de Díaz Canel a mi carta abierta
y a la propuesta de cambio democrático inclusivo
Por Osmel Ramírez Álvarez
HAVANA TIMES – El pasado jueves 13 de octubre se presentaron en la puerta de mi casa tres funcionarios del gobierno municipal de Mayarí, donde vivo, para entregarme la respuesta a la carta abierta que envié en junio pasado al Presidente y Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba Miguel Díaz Canel. El documento fue publicado aquí en Havana Times y por las redes sociales.
Lo traían por escrito, en una sola hoja, con otro trozo de papel pequeño presillado, una especie de comprobante de conformidad. Lo leí al vuelo y no pude evitar una leve sonrisa en forma de mueca cuando vi los argumentos; que no por esperados y obvios dejan de ser chocantes y contradictorios.
La respuesta, ¡por supuesto!, fue tajante y escueta: “no se concibe otro modelo que no sea lo planteado en la Constitución aprobada por la mayoría del pueblo cubano”. Y para avalar la negativa usaron apenas dos argumentos:
El artículo 1 de la constitución que dice: “Cuba es un estado socialista de derecho y justicia social, democrático, independiente y soberano, organizado con todos y para el bien de todos como república unitaria e indivisible, fundada en el trabajo, la dignidad, el humanismo y la ética de sus ciudadanos, para el disfrute de la libertad, la equidad, la igualdad, solidaridad, el bienestar y la prosperidad individual y colectiva”
Y el argumento de siempre: “a pesar del bloqueo y las 243 medidas impuestas por el gobierno de los Estados Unidos (su gobierno) busca el desarrollo sostenible para el bienestar del pueblo cubano”. Y “se realizó una consulta con especialistas en la materia”.
Puse una cruz en la casilla de ‘inconforme’ y firmé, y ahí me sorprendí de que hubiese también una copia para mí, pues normalmente cuando se trata de opositores o disidentes no dejan constancia de nada que respondan. Solo lo hacen de forma verbal para no dejar pruebas. Uno de los funcionarios, el hombre, no habló nunca, pero las dos mujeres sí lo hicieron con mucho respeto y amabilidad, más trataban de ser formales y poco empáticos.
Es muy probable que ellos no hubiesen visto siquiera mi propuesta o de hacerlo, es posible que les haya gustado. Pero estaban aquí no para debatir conmigo ni para dar su opinión, sino para entregar una respuesta oficial.
Cuando hace 11 años envié una carta similar a Raúl Castro y una propuesta de cambio, de la que esta es solo una actualización, se tomaron el trabajo de simular un debate con el objetivo de minimizarme con catedráticos de la Universidad de Holguín y la Escuela Provincial del PCC, además del Ideológico del PCC Provincial de Holguín.
Pero no tenían argumentos para rebatir la necesidad del cambio, a pesar de haber creado entonces cierta expectativa con los debates populares que dieron lugar a los fallidos Lineamientos. En ese contexto el cuadro paró el debate y me dijo:
“La revolución y el partido tiene su propio plan, creemos que es el mejor y que va a funcionar, y por ahora este tipo de propuestas no se están manejando. Tal vez dentro de diez años estas ideas tuyas tengan espacio pero ahora no”.
Pero 10 años después el país está hundido y la capacidad de generar expectativas positivas, o de entusiasmar con lo mismo de lo mismo un poquito maquillado, es cero. Los argumentos de los cuadros políticos y catedráticos son hoy muchísimo más huecos e inconsistentes. Por eso es comprensible la alternativa de entregar la respuesta escrita en una hoja con tres párrafos, para no correr el riesgo de tener que opinar y no encontrar argumentos.
No faltará quien diga “lo sabía” o “es una pérdida de tiempo” o “qué inocente es Osmel”. Solo digo que nunca he tenido expectativas positivas con la respuesta, solo es un paso formal. Evidentemente si el gobierno del PCC estuviera listo para reaccionar y actuar a favor de Cuba y no de sus propios intereses de conservar el poder, ya hubiese hecho los cambios que el país necesita. Pero debe quedar por parte de ellos, no de nosotros.
Mi propuesta en el Programa de 30 Puntos que envié junto a la carta abierta a Díaz Canel y publiqué en las redes sociales, no necesita exactamente de su apoyo u aprobación inicial para tener éxito. Claro que sería maravilloso que así fuera, pero sería voluntarista creer que va a pasar. Es al pueblo, a la gente, a la que tiene que gustarle para que se abra paso. Es la oposición la que debe observar en el texto la ventaja de tenerlo en primera opción, como esa ventana siempre abierta a la concertación y al diálogo por encima de todo.
Porque en efecto se trata de eso: de poner por delante la posibilidad del diálogo entre cubanos, de tener la capacidad de ceder ‘todos’ en aras de una Cuba mejor; en aras de la paz social; en aras de que la democracia política con libertad económica y derechos humanos plenos se abra camino. Todo lo demás es secundario y podemos luchar cada uno por las ideas específicas que tenemos, luego en democracia. Al tener esto claro, la respuesta no me resultó ni sorpresiva ni me afecta.