El mejor camino para Cuba II

Foto: Juan Suárez

Con un socialismo democrático abierto al mercado podríamos conseguir una Cuba Mejor para todos.

Por Osmel Ramírez Alvarez

HAVANA TIMES – Ni el socialismo es un monstruo ni el capitalismo es un caballero salvador. Ni viceversa. Estamos siendo bombardeados por posiciones extremistas de ambos lados. Si el capitalismo por sí solo fuera perfecto, el santo grial de la felicidad humana, no existiera la necesidad de pensar en un mundo mejor.

Ni la izquierda, que proyecta el ideal socialista o el progresismo en general, tuviera un espacio político tan igualado con el liberal. Fueran apenas grupos minoritarios como los fascistas o los comunistas en particular. Esta realidad innegable por sí sola evidencia que falta algo en la fórmula capitalismo/democracia representativa. Falta equilibrio social, con toda seguridad.

El capitalismo es el más eficiente sistema económico que se ha podido inventar, hasta hoy, lo demás todavía es experimental o ciencia ficción. Quien niegue esa realidad está enajenado o apostando a utopías cosas demasiado importantes. Y como bien ha dicho Mujica, “prescindir de él sin tener a mano otro probadamente mejor, es una locura, un suicidio”, y hasta una estupidez diría yo.

Tal vez nunca podamos prescindir de él porque utiliza la natural ambición humana para crear riqueza con incentivos espontáneos que siempre se renuevan. El altruismo, que es menos natural y más ‘humano’, posiblemente siempre tengamos que impulsarlo como una actitud consciente, de compensación y de equilibrio.

Democracia no es sinónimo de capitalismo, así como tampoco dictadura es sinónimo de socialismo. Ha habido más dictaduras capitalistas que socialistas, pero claro que las de izquierda resuenan más porque deberían ser la solución y se vuelven un problema mayor, es cierto. Y porque son más totalitarias.

Y tenemos también la amarga experiencia de una dictadura socialista de 62 años tras una dictadura capitalista de menos de 7 años, lo cual explica mucho de lo que nos sucede. Somos la prueba viva de que es más fácil sacudirse una dictadura capitalista que una socialista.

Sin embargo, más allá de sueños, pasiones y utopías de derechas e izquierdas, ignorar el poder totalitario del Partido Comunista, no medir correctamente sus fuerzas y su base política en Cuba, es un error muy costoso a la hora de hacer proyecciones y tener posibilidades de éxito. Poner ‘el barrido total del PCC’, o del sistema actual, al mismo nivel de prioridad que la democracia política, la libertad económica y los derechos humanos plenos, y a veces por encima, es pura torpeza política.

El mejor camino es proponer cambios de todo tipo e impulsarlos como un todo y por separado, al mismo tiempo. Dejar claro siempre que el objetivo esencial no es destruir al PCC sino su dictadura hegemónica, que tanto daño hace al país.

La idea del todo o nada es suicida y ralentiza el cambio definitivo que Cuba necesita, lo estamos viviendo y sufriendo. Casi lo anula. El imperativo emocional y sicológico de cobrarles la miseria y la represión es tan grande en muchos opositores con voz, como lo es el deseo de democracia y libertad. Y eso es una barrera a la efectividad política con el pueblo y con la necesidad de ganar apoyos internacionales, siempre tan importante.

Pero en política las emociones casi siempre equivalen a torpeza. El pragmatismo implica hacer todo lo posible por lograr los objetivos más importantes y urgentes. Y lo más urgente es avanzar hacia una democracia política, con libertad económica y derechos humanos plenos, poco a poco, paso a paso si es preciso, o de un solo golpe, lo que sería maravilloso, siempre y cuando no lo tengamos como una premisa porque se vuelve obstáculo.

No parece que el PCC vaya a ser derrotado y barrido en un futuro inmediato, más posible sería presionarlos hacia un socialismo democrático de mercado o si quieren llamarlo ‘con particularidades cubanas’, donde podamos evolucionar hacia una democracia política cada vez más sólida. Es mejor para nuestro pueblo llegar a la plenitud democrática poco a poco, mejorando las condiciones de vida, que esperar famélicos y paupérrimos, por décadas quizás, a que funcione la estrategia de asfixiarnos para que el PCC, cuyos decisores viven bien, capitule.

Con un socialismo democrático abierto al mercado se abriría paso a la libertad económica y con ella a que el bienestar del pueblo y el disfrute pleno de todos los derechos humanos sea finalmente posible. Poco a poco. Y sería una salida honorable al PCC, de viabilizar un proyecto socialista renovado, para que no oponga más resistencia a los cambios que Cuba necesita.

Y no sería el mejor camino por capricho de nadie, sino porque nuestro pueblo no está para esperar, necesita cambios ya, una solución ya mismo; no acomodar el cambio y la lucha por una Cuba Mejor a los deseos, ideología, pasiones personales o deseos de justicia expedita. No existe justicia sobre la base del sufrimiento prolongado de un pueblo, y eso es válido para ambos lados del espectro político.

Es difícil conseguirlo, es cierto. Todos los argumentos que se exponen para no apoyar tal tesis, son ciertos. No hay dudas. Pero las otras opciones son todavía más inciertas, difíciles e inviables. Mil veces más. Entonces sería lo más sensato apoyar de todo lo difícil lo que es menos.

No hay posibilidades de desarrollo, justicia, prosperidad y paz social con la continuidad del modelo socialista-radical del PCC; ni tampoco hay posibilidades reales a la vista de que el PCC sea barrido por la oposición o por un estallido social eventual o una sedición de las altas capas jerárquicas, (eventos que son siempre impredecibles): entonces el mejor camino a tomar debe ser el que más posibilidades brinde, sabiendo que lo importante es avanzar.

Nuestro pueblo apoyará en masa aquello a lo que le vea sentido, viabilidad y potencial. Ni estamos confundidos o vendidos al enemigo, ni somos carneros cómplices de nuestra desgracia, tan solo necesitamos un derrotero adecuado, la guía correcta hacia una Cuba Mejor posible. Venga de donde venga.

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Osmel Ramirez

Soy de Mayarí, un pueblecito de Holguín. Nací el mismo día en que finalizó la guerra de Viet Nam, el 30 de abril de 1975. Un buen augurio, ya que me identifico como pacifista. Soy biólogo pero me apasionan la política, la historia y la filosofía política. Escribiendo sobre estos temas me inicié en las letras y llegué al periodismo, precisamente aquí en Havana Times. Me considero un socialista demócrata y mi única motivación comunicacional es tratar de ser útil al cambio positivo que Cuba necesita.

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One thought on “El mejor camino para Cuba II

  • ¿Crees que la solución sea un sistema como el de China? Tendrás los mercados llenos pero seguirás publicando tus artículos en un sitio web en el exterior y no en un periódico nacional.

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