El Constitucionalismo perfilado hacia el cambio en Cuba

Por Osmel Ramírez Alvarez

HAVANA TIMES – La proyección constitucionalista para el cambio democrático en Cuba es un tema cada vez más recurrente en lo que se podría definir como ‘el debate cubano’, que reta la agudeza intelectual, el espíritu legalista y hasta la noción de pragmatismo de los que pensamos Cuba. Y se puede apreciar cómo se barajan las diversas opciones desde diferentes perspectivas.

¿Cuál es el enfoque desde la oposición?

Se puede palpar que la mayor claridad, hasta ahora, en la oposición son dos posicionamientos: por un lado, los partidarios de la Constitución del 40. Por el otro, los que prefieren comenzar con un proceso constituyente que genere una nueva Carta Magna, igualmente democrática, pero más ajustada a la realidad actual.

Es fácilmente previsible que en las dos variantes se parte del momento en que llegue el cambio democrático, sin prever cómo se llegará a esa situación deseada ni cómo sería manejado el momento constitucional durante ese tránsito. Ese proceso podría ser muy corto o tal vez no tanto, en dependencia de las circunstancias en que se produzca. Este implicaría el tema constitucional sin lugar a duda.

¿Qué hay de la reforma constitucional oficialista?

Está claro que para el régimen autoritario del PCC, cambiar no es el camino deseado. Acaban de realizar un proceso constituyente dentro de sus patrones legislativos controlados, para ajustar la Ley de Leyes a las nuevas realidades económicas, sociales, y principalmente políticas. Ha sido más bien un producto del ineludible traspaso del poder de la generación histórica hacia los nuevos líderes seleccionados.

Hasta ahora no se aprecia ningún signo de que al régimen le interese encabezar espontáneamente un cambio democrático en el país por simple altruismo y patriotismo. Pero no es algo descartable, y tal vez fuese viable si hacia ese objetivo preciso se dirigiera la presión externa y la de la propia oposición, y no fuera solo la variante de destruirlos.

En un escenario así, cabe destacar que la actual Constitución sería la protagonista del cambio, al menos en ese proceso ineludible de transición a la democracia, claro, con una inevitable reforma constitucional y de las leyes. Y más de lo segundo que de lo primero, porque, si se observa bien, el sistema está sustentado más en las leyes que en la propia Constitución. Es un texto bastante general que deja mucho a los legisladores, lo cual abre posibilidades para el cambio.

¿Cuáles serían las mejores opciones?

Si el cambio nos cayera de un día para otro, no hay que pensarlo mucho, la Constitución del 40 podría ser la tabla de salvación más práctica. Y no sería muy difícil el consenso. Demandaría, sin embargo, de una pequeña pero importante reforma en aquellos detalles contradictorios con la modernidad y en los que a estas alturas, de seguro, ya hubiera evolucionado.

El único inconveniente sería la adaptación del pueblo, porque es un marco legal ajeno a los cubanos de hoy, que no han vivido nunca en democracia ni entenderían tan rápido un Poder Legislativo bicameral o un sistema de justicia completamente diferente.

La opción de una constituyente inmediata, sin duda, sería bastante contraproducente en esa etapa inicial. Somos un pueblo que perdió su tradición cívica varias generaciones atrás y no estaríamos preparados para algo tan importante y decisivo.

Una constitución democrática y justa demanda claridad y organización política, porque debe ser sumamente representativa e incluyente con respecto a todos los intereses de la nación.

Sería una variante que no se puede descartar, claro está, pero sería para un periodo postcambio, de ser necesario. Tal vez tres, cinco o diez años después, cuando maduremos política y cívicamente, en caso de que ‘la del 40’ no se ajuste finalmente a esta nueva etapa.

Incluso se podría pactar o legislar durante el proceso de cambio la realización de un referendo para que el pueblo decida si quiere una nueva constitución o mantener la del 40 reformada y ajustada.

¿Habría otro escenario posible?

Existe otro escenario posible, en el que el cambio podría llegar de manera gradual y controlado desde el propio Gobierno, de forma endógena o pactando con la oposición o una parte de ella. Hasta ahora el Gobierno cree poder sobrevivir sin ceder y se rehúsa a permitir un mejor pacto social, pero las cosas pueden cambiar y podría convertirse esta en una opción perfectamente viable.

En tal eventual escenario la Constitución que protagonizaría el cambio sería la actual. No es imposible que la actual Carta Magna se convierta en un instrumento democrático efectivo, solo basta voluntad política.

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Osmel Ramirez

Soy de Mayarí, un pueblecito de Holguín. Nací el mismo día en que finalizó la guerra de Viet Nam, el 30 de abril de 1975. Un buen augurio, ya que me identifico como pacifista. Soy biólogo pero me apasionan la política, la historia y la filosofía política. Escribiendo sobre estos temas me inicié en las letras y llegué al periodismo, precisamente aquí en Havana Times. Me considero un socialista demócrata y mi única motivación comunicacional es tratar de ser útil al cambio positivo que Cuba necesita.

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One thought on “El Constitucionalismo perfilado hacia el cambio en Cuba

  • Osmel no pienso que una constituyente debería esperar por 10 años, y si para iniciar el proceso constituyente podría ser a partir de la modificación de la actual constitución castrista, pienso que tu estas subestimando a la sociedad cubana al afirmar que no tienen cultura civica para enfrentar el ese desafío, incluso dentro de Cuba hace tiempo que demócratas cubanos vienen esbozando el contenido o parte de una constitución democrática. Con respecto a la constitución del 40, a pesar de ser en su tiempo muy avanzada, por una parte ya tiene más de 80 años y varias generaciones de cubanos no tuvieron ningún vinculo con ella. Te pongo como ejemplo mi caso, dentro de dos meses cumplo 76 años (1945), mi compromiso con esa constitución es que se ponga vigente otra de gran contenido de la del 40 en justicia a la generación de mis padres y otras anteriores que participaron indirectamente en todo el proceso constitucional y lucharon contra Batista por la implantación de dicha constitución y pasaron un gran tiempo de sus vidas frustrados por la gran estafa castrista. Osmel como se dice ahora una parte de nueva constitución seria control c, control v de la del 40, pero otros aspectos serian de muchas discusiones para llegar a un consenso entre creyentes y liberales en las cuestiones homo afectivas y de género, también las cuestiones de propiedad que no se puede limitar solo a la propiedad privada sino discutir como contenido la propiedad cooperativa y la auto gestión entre otras. La constitución del 40 no evito que Batista la suspendiera y que los hermanos Castros la eliminaran entonces Osmel habrá que incluirle herramientas para evitar que los caudillos de turno gobiernen sin constitución o la modifiquen para perpetuarse en el poder simulando procesos democráticos o simplemente grupos de poderes alternándose en el poder. Osmel como ejemplo te pongo los más de 300 jóvenes que se concentraron el N27 ´mas muchos que no se concentraron de toda Cuba solamente del arte y de la prensa independiente, pero también juristas, profesores universitarios de ciencias, tecnologías y humanidades y muchos mas de la sociedad civil, religiosos, laicos, de las organizaciones fraternales, entre otros, no serán capaces de parlamentar una constitución democrática. Piensa, amigo Osmel, piensa. Moustafa Hamze Guilart, São Paulo, Brasil

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