Benditas las lluvias…
“En el campo está la esperanza de encontrar qué comer”
By Osmel Ramírez Alvarez
HAVANA TIMES – La naturaleza se está comportando muy bondadosa con los campesinos del valle de Mayarí. Todas las semanas caen aguaceros fuertes y suaves, a intervalo, que dan gran vitalidad a los sembrados.
Aquí más de la mitad de las producciones agrícolas depende todavía de las lluvias, pues, aunque estamos rodeados de ríos, arroyos y una presa inmensa, no tenemos acceso al riego por diversas razones.
La principal es que los burócratas gastaron los limitados recursos que asignó el Estado, (porque no es un mercado normal, sino por asignación), en llevar el agua a las zonas alejadas que son menos fértiles. Carecen de mano de obra y necesitan consumo eléctrico en el riego. Así que dejaron pendiente gran parte del fértil valle, que está justo debajo de la presa construida en las montañas aledañas y funcionaría por gravedad, sin gasto energético adicional.
Nada, cotidianos gajes de la planificación socialista que se repiten una y otra vez en todo el país. Y esto por seis largas décadas, sin que se aprenda la lección de que simplemente no funciona.
También tiene que ver con el lastre de meter la política como centro en la toma de decisiones económicas, y de la ineptitud de muchos directivos. Estos son escogidos por la artificial ‘política de cuadros’ del Partido Comunista y no de un mecanismo de selección natural. Un lío que dicen querer mejorar, pero no cambia. Es decir, cambiar sin cambiar, lo cual luce imposible.
En algunas ocasiones se pierden las cosechas o parte importante de ellas por falta de un aguacero. Igualmente, porque el que cayó demoró una semana más de lo que la plantación fue capaz de resistir. La naturaleza no sabe que estamos aquí, con expectativas de sus ciclos, queriendo que se comporten a nuestro favor. No funciona así. Por suerte, este año que tanto lo necesitamos, ya que la crisis está amenazando con convertirse en hambruna, las lluvias están puntuales.
Aunque en la campaña de frío se siembra menos maíz en el valle, debido a que alrededor de 20 caballerías (270 hectáreas) se plantarán de tabaco, los sembradíos que se han hecho van muy bien. Se prevé buenos rendimientos. También estos meses son los óptimos para el boniato, la yuca, los frijoles, el tomate, las hortalizas, especias, y casi todo. Y se ve gran motivación por sembrar, como algo de vida o muerte.
También se palpan temores con respecto a la comercialización, pues todo lo que uno tiene que comprar está carísimo en la calle. El Estado quiere que el precio de los productos agrícolas se mantenga inalterado para el campesino que los produce. Y exigen que se le entregue casi la cosecha completa, con amenazas de multas.
Ya algunos campesinos que no han cumplido completamente el plan de entrega a Acopio (la entidad estatal) han sido multados. Se presume que eso ocurre como método de intimidación al resto.
Pero a pesar de las incertidumbres con la crisis actual y los cambios anunciados por el Gobierno, lo que todo el mundo entiende es que “hay que sembrar, porque esto está malo”.
De eso no hay dudas, pues no solo los alimentos están más caros, sino que no aparecen en los mercados. Ni siquiera se ven en los semiprivados ni en los estatales que eran hasta hace poco estables.
Los estantes permanecen vacíos a intervalo o a veces por varios días. Es por eso que en el campo está la esperanza de encontrar qué comer y en ese sentido estas lluvias son una bendición.