Apagones, escasez y migración, pero el PCC sigue en pie

¿Hasta cuándo? Foto: Juan Suárez

Por Osmel Ramírez Alvarez

HAVANA TIMES – Esto no da para más, pero no se cae. Nadie quiere esto, pero no lo podemos tumbar. El gobierno hace teatro para tratar de volver a engatusarnos como en los últimos 62 años, pero ya no lo consigue más. Aunque tal parece que no importa, porque tiene la policía, el ejército, los tribunales y los medios.

La oposición política dentro y fuera sigue sin ser lo suficientemente popular como para marcar una diferencia y potenciar un cambio. Con más tiranteces que unidad, la gente los mira como algo ajeno, aún. Con muchos proyectos, ciertamente, pero ninguno que enamore a las masas, por lo tanto, presumiblemente desajustados. ¿O el pueblo es tonto o carnero como aseguran los mediocres? Seguro que no.

Y así vamos por más: más desastre del sistema y más desesperanza en el cambio por parte del pueblo. De eso vive la clase dirigente, en esos resquicios de gobernabilidad, de paz social en medio de esta guerra fría interna que no es a muerte, pero casi peor, porque nos mantiene en eterna agonía.

Y es exactamente así, los más mediocres culpan al pueblo; los más centrados, se sienten solos. La descalificación y el ataque mezquino es el premio de quien se apega al buen juicio, porque impera todavía la mediocridad; al que se atreve a proponer algo diferente al estatus quo maligno, donde pulula el buey y se nubla la estrella, se tilda de loco o de comunista, para variar.

Que si el socialismo es el culpable; que si es ‘el imperio’; que si es el PCC; o acaso la oposición que ‘dicen’ que es mercenaria. Tal parece que no hay solución para Cuba y que estamos atrapados en un eterno callejón sin salida: un gran dilema.

Tuvimos un 11 de julio y aunque fue útil, y será más útil todavía, no pudo ser aprovechado a plenitud porque…, bueno, precisamente por todo lo dicho hasta este punto. Y nada ha cambiado desde entonces, a no ser para peor, y estamos quietos, asustados con la policía, los fiscales, los jueces, los carceleros. Nada nos puede proteger del férreo puño del sistema, todavía fuerte. Demasiado fuerte. La gente lo sabe. Lo sufre. Lo siente. Y lo padece.

¿Y acaso hay esperanzas?

La noche es oscura. Muy oscura. Incluso demasiado oscura, es verdad. ¿Quién se atreve a negarlo? Pero no somos ‘sietemesinos’ para perder la fe en nosotros mismos y aprendimos de ‘el más creíble’ a tener ‘fe en el mejoramiento humano’ y ‘en la utilidad de la virtud’.

Parece que ‘el dominó está trancao’ y que ‘no vale guayaba verde’. Pero es tan solo lo que parece. La realidad es que jamás un sector tan amplio de nuestro pueblo dejó de creer en el sistema, así masivamente como ahora; en sus promesas y en sus miedos inoculados a la libertad que hay ‘en el mundo exterior’ a este que nos crearon y controlan. Ya no controlan el corazón del pueblo, solo demasiadas mentes todavía, por miedo. Por eso es que estamos más cerca que nunca, no por fe ciega, sino porque ha llegado el momento y solo hay que estar a su altura.

Exactamente, nuestro pueblo ya está listo para apoyar el cambio, es un hecho. Los que no están listos todavía, a pesar de tanto ejercicio, son los hombres (y mujeres) que llevan sobre sí el decoro de millones, esos que Martí llamó ’los imprescindibles’. Porque, aunque haya quien lo niegue, en todo grupo humano se necesita de guías para evitar el caos. O la parálisis.

Solo falta que miremos al pueblo real, no al imaginario. Que interpretemos sus aspiraciones, sueños y necesidades reales, no las nuestras, no nuestro ombligo, por muy hermoso que nos parezca nuestro ombligo. Que los guíen a conquistar la nueva Cuba posible, no la imposible. La Cuba Mejor. Hay incluso que descifrar para qué república estamos preparados y para cuál no.

Si, la dictadura del PCC se tambalea entre apagones, escaseces y olas migratorias, pero no se cae todavía y amenaza con no caerse nunca, aunque nos extingamos en masa. Ya sin el corazón del pueblo y con todo destruido, ¿de qué se sostienen? –solo de esa mezcla infeliz de miedo del pueblo y falta de realismo político. Basta con superar lo segundo para que se minimice lo primero y podamos tener lo anhelado: una Cuba Mejor, con todos y para el bien de todos.

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Osmel Ramirez

Soy de Mayarí, un pueblecito de Holguín. Nací el mismo día en que finalizó la guerra de Viet Nam, el 30 de abril de 1975. Un buen augurio, ya que me identifico como pacifista. Soy biólogo pero me apasionan la política, la historia y la filosofía política. Escribiendo sobre estos temas me inicié en las letras y llegué al periodismo, precisamente aquí en Havana Times. Me considero un socialista demócrata y mi única motivación comunicacional es tratar de ser útil al cambio positivo que Cuba necesita.

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4 thoughts on “Apagones, escasez y migración, pero el PCC sigue en pie

  • No hay un líder porque el pueblo no los ha apoyado, eso sucedió con Junior, una persona con valores e inteligencia, el aparato represor se propuso destruirlo pero lo logró porque el día 15 nadie salió, se sabía que él no podía salir, pero no podían controlar a millones, el pueblo perdió una oportunidad de oro que falta mucho para que vuelva a repetirse. Lo que queda ahora es emigrar o como usted dice extinguirse en masa. La población cada vez está más envejecida, personalmente creo que hay que esperar a la próxima generación, ya está salió a la calle, fue reprimida, y ahora lo que quiere es emigrar. El cambio vendrá de arriba, pero todavía falta. Al pueblo cubano lo han domado, no le dan nada y no pueden protestar, el yugo es muy pesado.

  • Otro punto, es cierto que la libertad tienen que lograrla los cubanos, pero una ayudita externa no viene mal pero el gobierno americano también está chantajeado por el gobierno cubano, con la presión de llenarle la frontera de cubanos han logrado que ahora autoricen los vuelos y las remesas, a cambio de nada porque la gente seguirá emigrando. El gobierno americano debería decirle, levanto los vuelos si liberas a los presos políticos del 11J, y no autorizo las remesas pero permitiré que los familiares envíen cajas con alimentos sin restricciones, ¿Cómo podría justificar el gobierno a un pueblo hambriento el bloqueo a recibir alimentos?, recuerde que la primera medida que tomó el gobierno después del 11J fue permitir la entrada de alimentos por el aeropuerto libre de impuestos. Biden debe decirle al pueblo y gobierno cubano, quieren esto, puedes hagan esto, nada de política ni tratar de tumbar el gobierno, solamente asuntos prácticos.

  • Tito: creo que eso de no hay líderes porque el pueblo no los sigue me temo que no funciona así sino al revés: el pueblo solo seguirá a un líder cuando lo encontre. La gente pensó que era Yunior y Yunior no pudo estar a la altura de la gente, ni es obligatorio que lo esté, a pesar de demostrar cosas interesantes, como esta precisamente, que la gente está loca por seguir a alguien y a algo que de parezca a lo que les interesa. A Yunior lo admiro mucho todavía, no me decepcionó nunca porque nunca lo creí infalible ni exijo a otros lo que yo no puedo hacer. El error fue creer que se podría repetir el 11J planificado, cuando lo que lo hizo posible fue el factor sorpresa y la espontaneidad. Fue ingenuidad. Yo sé lo alerté. Le dije que había que aprovechar el momento eufórico y rajarse por un plebiscito. Era algo que aunque no se lograra tendría efectos positivos y levantaría más el liderazgo y la unidad de la oposición con los intereses del pueblo. Un plebiscito simple entre continuidad y cambio. Se jodió la cosa por tensar demasiado la cuerda.

  • Tito: sobre que el pueblo traicionó a Yunior o lo dejó solo, no lo creo. Yo mismo solo me puse un pullover blanco, no más, y el mismo Yunior comprendió a última hora que le estaba pidiendo al pueblo algo incorrecto, exagerado y que les podría proporcionar daño. Yo por ejemplo, tengo tres hijos que dependen de mi, ¿Crees que voy a ir a la cárcel 15 años y dejarlos solos? Más con una oposición tan desorganizada que no tiene siquiera un fondo asegurado para proteger a las familias de los que sufren, a pesar de que hay fondos. Ni loco sería tan loco e irresponsable ni estimularía a nadie a inmolarse. No es ético ni honesto. Yunior lo entendió tarde. Un verdadero líder, que conoce a su pueblo, no pide al pueblo aquello para lo que no está preparado o que no pueden hacer. Por ejemplo,ves como si te haces novio de una jovencita inesperta y tímida, y en vez de invitarla al cine o a la heladería la invitaras directamente a un motel. Lo más probable es que se pierda el encanto. Y por eso con Yunior se perdió el encanto. Algo que casi nunca se puede recuperar.

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