Al comienzo del nuevo año en Mayari, Cuba
By Osmel Ramírez Alvarez
HAVANA TIMES – Llegó el 2021 y los cubanos no podemos decir siquiera que ‘la vida sigue igual’. La situación sanitaria se complica junto a otras enfermedades, antes controladas, pero que ahora campean por falta de medicamentos. Sumemos también el escenario de cambios, insatisfacciones e incertidumbre con la llamada oficialmente Tarea Ordenamiento, que trae la eliminación de subsidios y un incremento salarial que resulta incierto frente a tanta inflación.
Con respecto a la pandemia del nuevo coronavirus la nueva normalidad trajo un mayor incremento de casos positivos. Mayarí, mi territorio, se había mantenido relativamente a salvo de trasmisión local, hasta que en los últimos días con la movilidad de fin de año, se fue de control.
Antes de la nueva normalidad hubo tres casos positivos en Mayarí, desde entonces hemos sumado 23. En lo que va de año, 8. Y puede seguir sumando porque hay más de 60 sospechosos esperando resultados del PCR. Al parecer existe con esta enfermedad tan trasmisible un callejón sin salida: si cierras toda la economía se paraliza y no hay con qué sostenerse; y si dejas que la gente se mueva, se propaga inevitablemente.
Lo peor es que a esto se suman muchos problemas para los cubanos, porque este país está en quiebra. Normalmente no funciona bien, qué diremos, y ahora con tantas restricciones sanitarias. Para mayor desgracia otras enfermedades complican el escenario.
Aunque no se da la información oficialmente, en el municipio han aparecido varios casos de dengue. Hay focos constantemente del mosquito trasmisor Aedes aegypti. Aquí mismo en mi barrio, en Guayabo, a pocas casas de la mía, mi vecino dio positivo. Y en las últimas semanas ha habido otros casos un poco más distantes. En medio de todo eso tuvimos en el mismo lugar, apenas 200 m de mi casa, un foco del mosquito.
Otro caso igualmente de dengue es seguro en el barrio de prolongación de la calle Céspedes en la ciudad. Lo supe porque una menor de edad que conozco fue evacuada para una casa cercana a la mía, por miedo a que se contagie en la suya propia donde está el caso positivo. Es así que la población se entera, persona a persona, o a través de los operarios de la Campaña anti vectorial, que casi como un susurro y en secreto alertan a los vecinos.
En medio de esta coyuntura hostil el gobierno restablece las medidas de cuarentena para evitar un mayor índice de contagio con la covid19, como el uso permanente del nasobuco, limitaciones en la aglomeración de personas en centros gastronómicos, suspender visitas a hospitales y así por el estilo.
Pero esto se da en un momento de adaptación de la población a los nuevos precios y salarios, en condiciones de desabastecimiento mucho mayor y una inflación desproporcionada que asusta y multiplica la angustia. Sin embargo, de todo, lo más penoso es la falta de alimentos y medicamentos.
Es el cóctel perfecto para la desesperación. Muchas enfermedades sin medicamentos, salarios más altos pero más insuficientes que antes porque los precios crecen a un ritmo mayor que el aumento. Mientras tanto, por la televisión exhibiendo un país que avanza en medio de las dificultades, como para que nos lo creamos.
Queriéndonos convencer de que ‘esta vez sí vamos para adelante’ y de que los que promueven cambios democráticos responden a una agenda ‘del enemigo’. Pero solo consiguen hacer mucho más oscuro el panorama.
Así ha comenzado el 2021 para los mayariceros y cubanos en general, cargado de problemas e incertidumbres. Donde aún no se vislumbra una luz al final de este interminable túnel de miseria e impotencia. La esperanza solo pervive, casi como cosa de locos, en unos pocos vilipendiados que no dejamos de creer y repetir, aún contra vientos y mareas, que una Cuba Mejor es posible.
La relativamente buena noticia es que el cambio empezó ya. La muy mala noticia: es un cambio sin consultar al pueblo basado en el saqueo de las escasas divisas del pais.
Esta gente está pasando un paquetazo de medidas que si las implementan en otro país estarian despotricando contra ellas en las páginas centrales de Granma y le dedicaban una serie de mesas redondas.
Mientras tanto se van haciendo sus cuentas fuera a golpe de testaferros con el dinero que se roban de Cuba.