Un aventón hacia la mezquindad
Osmel Almaguer
HAVANA TIMES, 6 feb — Los “aventones” en Cuba son regulados estatalmente. Se establecen puntos de recogida cerca de algunas paradas de guaguas; se colocan inspectores conocidos como “azules,” por el color de la ropa que visten, y estos detienen los autos estatales que pasan para que el público viaje a su destino.
Tal medida está encaminada a disminuir el impacto negativo de las limitaciones económicas en la esfera del transporte, pero no todo el mundo está igualmente dispuesto a cumplirla, aunque sea el mismísimo Raúl el que haya dictado la resolución.
“Aquí hay gente que se cree que el auto de la empresa es de su propiedad,” dijo el “azul” del punto que queda cerca de mi casa. “Algunos lo hacen por egoísmo, indolencia o mezquindad. Otros aluden que son ellos quienes pagan los arreglos del carro, pero los más descarados son los militares, que piensan que están inmunes a la situación del país,” agregó.
Eso fue hace un ratico. Justo antes de que detuviera un lada estatal cuyo chofer manifestó dirigirse hacia el reparto Chivás. “¡Qué suerte!,” me dije, “para donde mismo queda mi escuela.” Me monté y partimos.
A mitad de camino el chofer, que desde el principio había mostrado muy mala cara, nos dice a mí y a la otra persona que viaja en el auto, de sopetón, que se tiene que desviar a la izquierda, por lo que ya no se dirige al Chivás.
¡Qué fiasco! Nos tenemos que bajar. ¡Qué malos sentimientos tiene este sujeto! Mira que jugar así con el tiempo, el esfuerzo y los sentimientos de las personas. El “azul” tenía razón. Si estamos tan mal, es en parte porque insistimos en maltratarnos unos a los otros, en vez de hacer todo lo contrario.
Y al son “que cada quien jale agua pa’ su molino”, cada cual jala con su lada para donde mejor le convenga… ¡ah, es verdad, no es su lada en el mayor de los casos!
Estuve pensando y no debiste bajarte del carro hasta que te dejara en el Chibas, y que se berreare el colega del carro.
Hmm…¿qué escuela será esa a la que ibas? El reparto se llama Chibás, por Eduardo Chibás, un político cubano con vergüenza del que evidentemente no has tenido necesidad de escribir antes, al parecer.