Se permuta en Cuba
Osmel Almaguer

Hace unos años conocí a un hombre de cuyo nombre no me acuerdo, aunque las cosas que me contaba todavía hoy me asombran.
Era un hombre de cuarenta y pico de años que siempre andaba en short y descalzo. No se pelaba y le faltaban casi todos los dientes en su sonrisa.
Desde el restaurante en el que yo trabajaba lo veía salir de su casa, que quedaba a un costado. Conversábamos casi todos los días, y casi siempre me atiborraba de mentiras y exageraciones. Sin embargo una de sus historias me pareció bastante verosímil. Se trata de la permuta.
La permuta es un fenómeno típicamente cubano, una opción a la limitación que existe en la compra-venta de casas.
Una permuta es un intercambio de viviendas entre dos familias o personas. Es una transacción legal regulada por varias instituciones: La Dirección de la Vivienda, la Notaría, Sanidad, el Arquitecto de la Comunidad y la UMIV, siglas que desconozco, pero que se dedica a la organización urbanística, numeración de casas y otras actividades.
Una permuta debe ser pareja, o sea, no debe existir desproporción en el intercambio, estos es regulado por la Dirección de la Vivienda. Claro, que todo esto tiene su corrupción, cuando un sujeto con mucho dinero soborna a los abogados, le da mil o dos mil CUC a alguien con una casa más grande que la suya, y paga a quien tenga que pagar en esta larga cadena burocrática.
El protagonista de mi anécdota tenía, hace muchos años, una casa muy valiosa, grande, cómoda y en el mejor lugar de la ciudad. Como no le gustaba trabajar fue permutando su casa por otras cada vez más pequeñas. Perdía un cuarto y ganaba mil CUC, cambiaba del vedado para alamar, y ganaba mil más.
En el momento en el que lo conocí, tenía un apartamento en Guanabo, junto al restaurante en el que yo trabajaba. El me contó todo esto y yo, al principio, no le creí.
Una noche se aparece montado en un taxi de los que cobran en CUC, y me gritó desde la ventanilla que había hecho otra de sus permutas. Ahora solo tenía un cuarto con un baño y cocina pequeños, pero había ganado mil más.
Desde aquel momento no lo volví a ver, pero me imagino que en cualquier momento me lo encuentre debajo de un puente.